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abía una vez un niño que no le gustaba escribir .
Los lápices eran sus peores enemigos. Nunca les prestaba atención, ni siquiera los que le regalaban en su cumpleaños.
Los tiraba al suelo, les sacaba punta con un sacapuntas y los dejaba chiquitos o los partía a la mitad.
Un día, no tuvo más remedio que ponerse a escribir en la escuela. Los lápices enojados se pusieron de acuerdo. Cada vez que Pedro agarraba uno, se le caía de la mano y rodaban por el suelo.
- ¿Qué es esto?
- ¡No puede ser!
- ¡Por eso, no me gusta escribir! Me dan mucho trabajo.
Entonces... Pedro, decidió que su compañero, le escribiera el examen.
Su amigo no había estudiado y los dos se sacaron malas notas.
-2-
Pedro pasó muchos días en penitencia encerrado en su
cuarto.
Parecía que sus juguetes no le hablaban que estaban enojados. Pedro empezó a aburrirse.
Una noche vio como sobre una hoja, los lápices danzaban y dejaban rayas multicolores.
¡Qué paisajes!
¡Qué dibujos!
-3-
Pedro se acercó a su escritorio iluminado de colores y uno de ellos le guiñó el ojo.
Una voz dulce le dijo...
-Anímate, Pedro, toma un lápiz entre tus dedos y escribe lo que te guste.
-Pedro tímido pero decidido, tomó un lápiz y se puso a dibujar y a escribir.
Desde ese momento, se dio cuenta, que un lápiz es el mejor amigo. Porque él, podía inventar cosas fantásticas y el lápiz escribirlas para que todos los niños puedan leerlas.
Porque lo que se piensa ,hay que escribirlo ¡porque si no te lo puedes olvidar!
Autora:Ana M.Castro Luca
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