Reflexiones Críticas en torno a la llamada Investigación Educativa y su Objeto de Estudio
Carlos Massé Narváez. Doctor en Sociología (UNAM). Magíster y Licenciatura en Sociología (UNAM). Investigador de El Colegio Mexiquense, A. C.; Profesor de la FACICO - UAEM, México.
Abstract
Education research needs to think about their epistemological grounding. Important concepts like goals and needs can be evaluated through the sociology of education. The essay reviews the main traditions in the area, describes arguments and methods and analyzes the Mexican case.
Key words: educational research, sociology of education, theories of education.
1. Motivos
Se parte de que es necesario abrir el debate sobre la debilidad presente en los proyectos de investigación educativa (IE). Esto se comprueba al identificar la falta de sustento teórico - epistemológico en la gran mayoría de los trabajos de investigación sobre el problema educativo. No pasamos por alto los esfuerzos realizados por diversos sectores de investigadores de la educación, que se presentan en los diversos foros nacionales que con ese fin se promueven; porque dichos trabajos están orientado a otros fines, de los que huelga decir son necesarios. Estos trabajos han aportado un gran número de investigaciones descriptivas muy útiles al estado del conocimiento sobre la problemática educativa en México. El mosaico que se recopila en estos eventos es no obstante el mejor indicador posible del estado de la i(IE) y resulta ser tan diverso y multidimensional, que difícilmente se pudiera pretender abordar en su conjunto para los fines de éste trabajo (1).
2. Problemática
En México hay un fuerte ánimo e impulso para que la "investigación" se oriente hacia objetos de estudio en el ámbito de la educación, a los que sin mayor rigurosidad se les atribuye el mote de "campos". Sin embargo, son muy discutibles desde el punto de vista epistemológico un gran número de pretendidos campos existentes de estudios sobre problemas educativos y de otros de carácter emergentes que existen o surgen sin mayor rigurosidad científica y aunque algo aportan a constituir efectivamente nuevos campos, su constitución adolece del rigor señalado. Se entiende que su inicial taxonomía, en aras de abarcar la totalidad de la problemática en educación es necesaria; pero esto no debería dar pie a asignarles un objeto propio como campo o; incluso en ocasiones se cae en la confusión de que los campos pueden constituirse en una nueva disciplina.
Si observamos los avatares históricos del inicio del conocimiento científico y el de las ciencias sociales o, solamente alguna de ellas; como el caso de la historia de la Sociología como ciencia, o mejor aún el debate que en torno al objeto de las ciencias humanas y, o sociales entre el naturalismo y el historicismo, nos damos cuenta de que la cosa es mucho más sería de lo que podría pensarse sin profundidad. Solo contemporánemente podemos distinguir en Europa (en donde existe una gran tradición en las discusiones sobre el método), sobre la lógica de aprehensión – apropiación por ejemplo; o, sobre el asunto de la especificidad, etcétera; sin dejar de lado el origen del conocimiento y sobre los fines del mismo, tan solo recordemos la crítica de Popper al naturalismo y al historicismo marxista, pero también contra el inductivismo del Circulo de Viena (de Carnap y otros) y aún antes la de Marx frente a la filosofía especulativa; posteriormente los debates sobre la sociología alemana (en Tubinga, Alemania) entre Popper y los empírico analiticos (Albert) frente a la Escuela de Frankfurt (Adorno y Habermas), igualmente sobre un gran número de cuestiones epistemológicas nunca definidas de una vez y para siempre. Siempre en la arena de debate entre las ideologías y las metodologías. En la actualidad, un buen número de campos científicos han sido abordados por filósofos, sociólogos y naturalistas, para la construcción de propuestas paradigmáticas como pueden ser: la Dialéctica Crítica (Bloch, Kosik, Zemelman y Covarrubias), y el paradigma de lo complejo (Maturana, Morín, Luhmann).
Así las cosas, uno de los aspectos de esta gran problemática a la que queremos dedicar un poco de atención es el asunto de cuestionar por qué en el país (independientemente de que el problema seguro impregna otras latitudes latinoamericanas) la llamada "investigación educativa" (IE) adoptó acríticamente a la llamada teoría educativa y/o a la teoría pedagógica clásica. Cómo veremos más adelante, una pretendida perspectiva de base "experimental" no puede autoproclamarse poseedora del herramental de conocimiento para la investigación educativa y/o declarar que ese es el paradigma correcto.
Parte del atraso en México es la confusión reinante sobre lo que son: el conocimiento sin más, la investigación descriptiva, otra que se contenta con la prueba de teorías ya hechas y, la construcción de conocimiento científico con fundamentos sólidos y claros en el investigador. Esto es así, porque en la actualidad la auto-crítica y la discusión escasean en el ámbito académico, dando paso a la implementación de investigaciones al interior de paradigmas cuyas bases epistemológicas son desconocidas para el propio investigador; realizando generalmente lo que Khun llama "ciencia normal", con la agravante diferencia de que en el terreno de la investigación educativa en el país, la mayoría de la investigación que se hace no alcanza a constituirse en ciencia "normal", pues difícilmente podemos hablar en México de una comunidad científica en términos khunianos en las ciencias sociales por su gran complejidad y diversidad, por lo dicho líneas arriba; si hay por supuesto, comunidades donde se produce conocimiento específico pero corresponde a las ciencias llamadas duras. Por todo ello, se considera que buena parte de la investigación educativa (IE) en México se encuentra -en su mayoría- lejos de ser ciencia. Con este asunto se espera originar un debate enriquecedor al término de la investigación, sobre los fundamentos de la IE. Por todo ello, se considera que buena parte de la investigación educativa (IE) en México se encuentra -en su mayoría- lejos de ser ciencia.
No existe novedad alguna en nuestra pretensión de señalar las carencias teóricas y, o el agotamiento explicativo de discursos teóricos que han sido hoy rebasados por la cambiante realidad. De hecho "la comunidad científica" global (así hay que decirlo ahora), ha "explicado" y vuelto a explicar innumerables problemas pedagógicos. Se reconoce sin embargo que la producción teórica no avanza al mismo ritmo sino mucho más lentamente. Esto es así por la complejidad que implica el proceso de teorización mismo. Sobre este aspecto abundaremos más adelante. De hecho "la comunidad" propuso alegremente -con ganas de salir de la crisis de los paradigmas- el mito de la interdisciplinariedad, como pensando que varias disciplinas "aportan" más que una; al respecto, más adelante presentamos un esbozo de la problemática que implicaba solamente "montar" este pretendido macro - paradigma pero antes, a continuación presento un acercamiento al complejo mundo de la educación, para apoyar mi tesis de que las llamadas teoría educativas con base pedagógica no pueden dar cuenta de problemáticas que corresponden (o deben corresponder) a una multiplicidad de dimensiones de lo real, temporales, específico cocretas, psicológicas, subjetivas, etcétera.
3. Esbozo de la Multiplicidad de Dimensiones que atraviesan al Espectro Educativo
En este breve apartado se alude a una mínima parte de la diversidad de dimensiones de lo real intrínsecas al objeto: transhistóricas, estructurales, prácticas disciplinarias, temporales, contextuales, etc.
A continuación anotamos una serie de categorías y conceptos que, con diferentes connotaciones, son expuestos por diversos autores y aluden a una gran diversidad de problemáticas posibles tan sólo para que el lector se convenza de la complejidad a la que aludimos.
Obviamente relacionado a un concepto amplio de educación, se encuentra el concepto de finalidad (como es el caso de algunos de los autores que se han ocupado y los que se ocupan del asunto) o los fines de la educación. No obstante, en la mayoría de los casos la connotación de su significado se entiende como proveniente de sus diversos contextos histórico culturales. Lo que debe entenderse como el conjunto de referentes empíricos y teóricos que circulan socializadamente en la época de los diversos autores; por ejemplo, con tintes liberales, conservadores, socialistas etc.
Al lado (no se quiere proponer un orden o jerarquía a los conceptos y categorías aquí enunciados) aparece el del sujeto (objeto de la educación), (su naturaleza); y se ha podido percibir también, una alusión preponderante a este sujeto, como al niño; por lo menos en autores del siglo pasado o incluso de la antigüedad. Esto aparece, por un lado, como algo muy natural; y por otro, al reflexionar esto con la literatura actual, se extraña que no se hable del adulto.
Si para algunos autores el fin de la educación es "sacar lo que está dentro del hombre""; supondría –en mi opinión-- sacar "lo bueno" del individuo al educarlo. Por otra parte, la discusión sobre el sujeto, pasa necesariamente por la pregunta antropológica: ¿es el sujeto un ser bueno o malo?
Y, en este planteamiento, propongo que "lo malo" es la magnitud de la ignorancia. Podría decirse, entonces, que se educa para reducir el nivel de la ignorancia; esto se vincula al concepto de necesidad (de la educación), concepto casi indiscutible -por demasiado obvio en nuestros días-; el cual se articula de diferente forma desde las distintas visiones de los autores; por ejemplo, con otro concepto de la mayor importancia, el de libertad. Para algunos la educación es necesaria porque libera al individuo de los mitos y prejuicios; que la falta de ésta permite que circulen pesadamente en la sociedad pre - nociones y prejuicios de las diversas cosas, materiales e inmateriales (espirituales), que circulan como verdades para ciertas clases sociales impidiéndoles su liberación. Por poner un ejemplo, el concepto "par excellence" del discurso de la ilustración en el siglo XIX, sapere aude (atrévete a pensar por ti mismo), fue un concepto político frente al viejo orden de organización social (el feudal), que surge como parte del discurso de una clase social emergente (la burguesía) en ese contexto histórico cultural, como ariete para la liberación mental.
El mismo concepto de libertad de la educación es construido en el presente siglo por Paulo Freire, para luchar precisamente contra una corriente pedagógica a la que consideraba enajenante y alienadora. Perspectiva a la que consideraba nefasta y obstaculizante, para una libertad necesariamente requerida para el desarrollo cultural en general de los pueblos latinoamericanos.
Ahora bien, si vinculamos al concepto de cultura con el de creatividad; ambos en general, podrían aceptarse como indisolubles. Consideramos que una cultura o una época cultural implica un desarrollo social (incluiría los niveles económico, político, cultural y psicosocial) y es comparablemente mayor a otra en el desarrollo histórico, porque ha pasado por grandes momentos de creatividad. No entraré en la bizantina discusión de cuál fue primero, cual permitió que la otra se desarrollara. Lo interpretamos dialécticamente, como un proceso cuyas incidencias materiales y culturales (economía, política y cultura) articuladamente, impulsaron a esta última, la que se caracterizó por su mayor o menor creatividad. Ahora bien, creatividad puede ser también sinónimo de invención y de innovación en donde aquella incluye a esta última.
No podría estar ausente la problemática de los medios (los métodos) para conseguir la educación con los fines mencionados; sin embargo, en mi opinión el asunto es algo muy complejo y difuso. En la perspectiva en que por el momento aquí se le concibe, no se exagera considerarlo además de un reto, como un campo de batalla entre las diferentes escuelas de pensamiento, autores y paradigmas; pues tanto la creación - asunción o adopción, con respecto a su uso, conlleva una concepción del mundo y tiene que ver, con la perspectiva de los fines. Es decir, el método está relacionado con la pregunta: ¿para qué? educar, ¿con qué fin?
La problemática, por abstracta que parezca, se articula empíricamente con el nivel institucional; con el sistema, los sistemas educativos. Con las universidades, pero también con los otros niveles escolares y con las distintas orientaciones, énfasis, etc. La educación de los niños en la escuela ortogénica; la aplicación psicoanalítica a la vida familiar; a los problemas sociales. Se pasa también por la reinterpretación del psicoanálisis (el que también es una hermenéutica), a las "medidas" en psicología. Así también, al estudio del individuo como objeto de la ciencia. Sin dejar, además, la preocupación latente del perfil del educador, profesional: ético, formativo, y actualmente "competitivo" como el sistema quiere que sea (Durkheim).
Obviamente también están presentes los asuntos de la Pedagogía: sus problemas didácticos fundamentales; la relación pedagógica, etc. La educación de adultos (sus tiempos culturales). El interés por educar, pero también por aprender. Educación con metas específicas, por ejemplo: para la paz; para la conservación del ambiente; para la "buena" sexualidad; para mejorar la ciudadanía, los derechos humanos, etcétera. Y en este punto detenernos para reflexionar sobre la función de la teoría, de la teoría pedagógica, pero también de la social y educativa; sin desatender la individualidad, el vínculo (sociología - psicología) habrá que dar lugar también a la visión genética; a los mecanismos del pensamiento y sus tiempos: a la psico - tempo - génesis.
En el mismo sentido, no se puede dejar de lado la relación entre dogmatismo y ética: entre ellos se arma el discurso político en general; el que vinculado a la retórica, puede armar el discurso demagógico; y, retornamos –por fuerza— al problema antropológico: de si la mayor capacidad del ser humano es hacer el mal (Nietzsche); o si la es de hacer el bien (Kant y Hegel). Y, tampoco, podemos dejar de articular a éste, con el discurso del vínculo cientificismo y progreso, cuya unión pseudoprogresista no resiste la pregunta: ¿progreso para quién?
Tampoco son todos éstos elementos, simples conceptos provenientes de discursos disciplinarios sin más; son elementos empíricos fundamentales del régimen monopólico ayer y hoy, bastiones del globalismo económico, pero también político y cultural. Su impacto en la educación es un tema actual de la mayor complejidad. Para su análisis, hay que acotar, sustanciar las expresiones, desdoblar los conceptos; ir de la Filosofía, a la Sociología y a la Psicología, y de ahí a la pedagogía; a la que no está de más una crítica epistemológica y ontológica.
Algo que igualmente no está fuera de este objeto (la educación), estudiar el vínculo entre la escuela de la vida y la educación formal, distinguir aquella de la educación informal - "formal". Cómo vive el niño el paso del juego al trabajo "productivo". ¿Productivo para quién?: Preguntarse por la relación entre productividad y depredación ambiental y fáunica, es obligado en un concepto amplio de educación. En política (concreta, educativa) ¿quién, quiénes, para qué, por qué se delinean de una forma y no de otra? ¿Cuáles requisitos hay que cumplir para ser tomador de decisiones de tales políticas; con qué argumentos, con qué bases se construyen; y cuál es la relación entre Conocimiento e Interés (Habermas)? Más aún, preguntar con Foucault ¿cuánta producción de saberes está siendo producida como base de la normalización y el control social? (escuela y poder).
En éste nivel, político también, cómo podemos articular lo anterior con la relación entre educación y democracia; y estos conceptos - problema, con el concepto, pero también con el proceso de globalización y exclusión, soberanía y nacionalismo en la educación. Individualismo o solidaridad. Se trata también de ver cómo inciden las reformas, pero también cuales son sus alcances de acuerdo a la estructura socialmente construida. Cómo ha incidido en todo esto la educación. ¿No se perfila ya, desde estos planteamientos como parte estructurante de los sistemas sociales?
Y finalmente (por el momento), ¿cómo han incidido también las corrientes de las ciencias sociales volcadas al estudio de la educación, cómo lo abordan, qué sesgos le imprimen, cuáles son sus influencias en algunos autores, cuánto sesgo causa o puede causar, "enfocar" la educación desde esos discursos? ¿Se puede abordar aquella sin éstos; cuáles opciones existen desde la ciencia? ¿Se puede hablar de ciencia alternativa que lo permita?, y de ser así, ¿Cuál o cuáles serían los paradigmas más sólidos para su abordaje?
Demostrar que no sólo se puede sino que debe hacerse ya, es uno de los principales objetivos de ésta investigación que apenas empieza; la cual debía haberse hecho, mucho antes de que, arbitrariamente y sin mayor fundamento, algunos de estos discursos descriptivos y empíricos sin más se constituyeran en supuestos campos con sus discursos disciplinarios denominados científicos (con teoría, objeto y método propios); y también incursionar en éstos para mostrar su desnudez sistemática.
Pero enunciar esta multiplicidad de dimensiones del objeto, tiene por finalidad preguntar al lector: ¿Toda esta multidiversidad problemática, analíticamente (Descartes), no podría encuadrarse a nivel general para su estudio, en no más de cuatro niveles de realidad (teóricos si se quiere): el nivel político, el nivel económico, el nivel cultural y el psicosocial? ¿Y de ahí ir pensando en la multiplicidad también de disciplinas que tendría algo que decir sobre el espectro educativo; así como pensar también en la gran complejidad que significaría su articulación sistemática en la construcción de conocimiento científico posible?
Ahora bien, ante esta gran diversidad de dimensiones y conexiones entre fenómenos que atraviesan tan variada problemática, existe una disciplina: la Sociología; la que siendo subdividida en múltiples recortes va dando cuenta de los muchos campos de la educación; casi siempre a partir de cuerpos teóricos ya construidos y con ello va aportando conocimiento sobre algunos campos. No obstante, existe poca teorización sobre los mismos; aún cuando se actúa metodológicamente dentro del paradigma general llamado "método hipotético deductivo", el cual se conforma con "explicar" con base en pruebas de hipótesis la realidad educativa estudiada. Como se verá en nuestra propuesta, esta es una limitación que fue ya señalada desde los años treinta por Karl Popper y que sin embargo continúa vigente en los investigadores de todas las latitudes.
4. Alcance y Límites de la Sociología de la Educación
El planteamiento implícito en este enunciado intenta ir fraguando el camino que abra paso a la sustentación de una perspectiva epistemológica para el estudio de la educación. Para ello se exponen algunos elementos de diversas perspectivas de la sociología de la educación y otros enfoques sobre el problema educativo con puntos de apoyo para la identificación de los fundamentos que sustentan a dichos discursos, con el fin de construir los más idóneos para la investigación educativa como investigación científica. Más allá de los límites disciplinarios teóricos de esta o aquélla disciplina, incluyendo a la misma sociología de la educación.
Otra cuestión es la necesidad de aclarar por qué se incluye en éste trabajo a la sociología de la educación y no a algún otro paradigma que estudia a la educación. El argumento es que la sociología de la educación incluye una visión explicativa amplia de la misma, es decir, racionaliza y/o, la puede cuantificar desde esa visión teórica global que es la sociedad. Implica por ello, una multidimensional visión de la misma: en su relación con el Estado, con la política, con la economía, con la cultura (de la que forma parte), etc. Sin embargo, el agotamiento de los alcances explicativos teóricos caducan por cuestión de tiempo. De ahí la necesidad de insistir en la búsqueda de una propuesta más firme que la sola teoría. Es decir, una propuesta de base epistemológica. Un argumento fuerte es la caída en cuenta de los dialéctico – críticos y de los posmodernos (Morín) de que la fragmentación del conocimiento por disciplinas condujo al estancamiento del conocimiento y, o al conocimiento limitado y sesgado del positivismo). Más adelante hablaremos del origen de dicha fragmentación.
4.1 La Sociología de la Educación (Clásica)
Existen diversos enfoques de la Sociología Clásica que me atrevería a dividir en tres grandes corrientes generales, de las cuales se desprenden otras muchas más específicas, según existan propuestas de conocimiento sociológico sobre la educación. Entre las primeras encontraríamos a los representantes ya considerados clásicos de la sociología: Durkheim, Weber y Marx.
El primero si escribió específicamente al nivel ontológico sobre la educación, (ésta ha de ser como la sociedad específica quiere que sea) y metodológicamente hablando, dejó un legado genérico para el estudio de cualquier hecho social, objeto de la sociología
El segundo autor se orientó más a los estudios de economía, burocracia y al de las religiones en general. Se dijo arriba que metodológicamente hablando, dejó un legado breve pero claro acerca del abordaje de los problemas sociales como objeto de la sociología y de cómo tipologizarla. En él cabría -si se me permite- obviar que, para éste autor, la educación sería un objeto implícito en su obra; ya que a ésta el mismo le ha catalogado como a "las ciencias de la cultura". De hecho su concepto de profesión implica una determinada educación (religiosa o laica) que distingue culturalmente a algunas sociedades que las practican.
En el caso de Marx no se encuentran escritos específicos sobre el asunto de la educación; pero a través de sus conceptos de: ideología, estado y superestructura, algunos marxistas posteriores, fueron construyendo discursos explicativos sobre el papel de la educación en la sociedad capitalista. Por ejemplo, Luis Althusser la concibió como un aparato ideológico de control del Estado Burgués, a la manera como Marx concebía a éste.
Resumiendo, podría decirse que la sociología "clásica" ha contribuido de alguna manera en la construcción de discursos teórico - explicativos sobre las causas o factores que inciden en la problemática educativa, tanto cuando a ésta se le fundamenta como en proceso de evolución, tanto cuando se argumenta en su contra (como obstáculo para la libertad). A Durkheim se le va a atribuir su influencia en el funcionalismo norteamericano y a Weber las raíces del estructural - funcionalismo también norteamericano y sajón en general; y a Marx y sus epígonos, la crítica de la cultura (incluye a la educación), y conlleva el énfasis en el elemento liberación.
Aunque fue Durkheim el primero en abordar la educación como rama particular de la sociología, le antecedieron Saint Simon y Comte; quienes al observar la transición de la sociedad del Antiguo Régimen a la Sociedad Industrial a lo largo del siglo XIX, con la consiguiente preocupación por el desorden moral derivado de la creciente diferenciación - estratificación social, se concede a la educación la noble tarea de garantizar, a través de ella, la comunión moral de la sociedad y la cohesión partiendo de la aceptación (acrítica pensamos) de la ciudadanía a un conjunto de ideas y hábitos compartidos. Con ello se crean las instituciones educativas necesarias y suficientes que aseguren el orden social y eviten el vacío moral; a lo que Durkheim añadirá la función de adaptación como pre-requisito de la articulación social orgánica (2).
Así, las primeras teorías sociológicas de la educación señalan la importancia de la educación como "subsistema social de aprendizaje de las normas y valores sociales en los que se fundamenta la sociedad" (Bonal 1998:18), pautando la transmisión de saberes y hábitos, del orden técnico y expresivo (discursivo) diría Foucault (1980). Tanto la primera sociología formal de la educación, como el análisis genealógico foucaultiano, parecen enfocar la educación como una sociología de las instituciones escolares. La primera, en aras de contribuir a la armonización que condujera al orden y al progreso positivistas; la segunda, a desentrañar cómo la producción de saberes académicos contribuye a los procesos de normalización y control social.
Por otra parte, desde el siglo XIX nos dice Bonal: "Se trata, sin duda, de la importancia de la educación en el proceso de asignación y distribución de las posiciones sociales. En efecto, en la sociedad meritocrática capitalista la escuela adquiere una importancia fundamental como institución clave para la adquisición de estatus" (Bonal 1988:19).
4.2 La Herencia de Durkheim
En tiempos más recientes, pero retomando algunas raíces de éstos clásicos de la Sociología, que no de la educación; se vino desarrollando en diversas latitudes del orbe, lo que podríamos denominar estudios sobre la educación. Por ejemplo, (De Azevedo, 1997) escribió un libro al que intituló Sociología de la educación y que fue publicado por vez primera en 1940. En la cuarta de forros de la edición 1997, el autor afirma que después de Durhkeim "quien empezó la investigación sobre la sociología en su rama educativa (...) su obra se perdió entre las especulaciones pragmáticas que sus alumnos elaboraron confundiéndola con una sociología aplicada a la educación".
Se alude también en ese resumen a que últimamente otros autores han vuelto a la sociología de la educación estricta; pero señala que sus trabajos han quedado como meras monografías y apuntes que abordan aspectos sólo fragmentarios de la materia. Según la editorial Fondo de Cultura Económica de México, Azevedo se propuso hacer el análisis de las teorías y doctrinas pedagógicas, además de abordar los procesos, instituciones y sistemas escolares, la interdependencia que existe entre la estructura y la organización sociales, de una parte, y los procesos educativos de otra. Considerando también que el libro es a la vez un tratado, un libro de texto y una fuente de información. En efecto, es todo eso a través de un esfuerzo de sistematización y síntesis contribuyente al estudio científico (según su óptica), de los fenómenos pedagógicos y de sus relaciones con los demás fenómenos sociales. Decimos en nuestra opinión que es una síntesis muy loable además; por el hecho que Azevedo, no dudamos aceptaría, la cantidad de problemas propios de la pedagogía y su vinculación con otras dimensiones sociales, aunado a la cantidad de autores y propuestas que las discuten, proponen y critican entre sí -directa o indirectamente-, etc.; lo que hace de la problemática un estudio difícil para ser misión de un solo hombre, y para tan sólo una variante de la sociología.
Ahora bien, del otro lado del Atlántico, en los E.E.U.U., existió una revolución cultural con la obra y escuela de John Dewey la "sociología educativa". La llamada "educational sociology", desarrollada desde departamentos de pedagogía de universidades norteamericanas, respondió a la auténtica revolución que experimentó el sistema educativo norteamericano de comienzos de siglo y a su función de preparación de masas de trabajadores para la creciente economía industrial" (Bonal 1998:23). Se dice que durante la primer época del siglo la "sociología educativa de Dewey surgió como alternativa a la orientación metafísica y esencialista dominante de la pedagogía" (Jerez Mir 1990:358). Con este autor, la educación es contemplada como un proceso activo y crítico fundamental para la cohesión social; acercándose con ello a la obra de Durkheim.
Sin embargo, y a manera de anécdota; con respecto a la discusión de los fines, mientras que la mayoría de los sociólogos asumimos como cierto el hecho de que la determinación social es preponderante a nivel macro con respecto al impacto en los fenómenos educativos, como Durkheim, o como Marx. Alain exponía, por ejemplo, casi en la misma época que en éstos, es enorme el peso de la individualidad en la valoración por la educación. Esto demuestra que los discursos disciplinarios crean concepciones del mundo cerradas a otras fuentes proveedoras de conocimientos. Dicha parcialidad también ha sido ya señalada por los epistemólogos formados en la Dialéctica Crítica.
4.3. Otras Visiones Sociológicas de la Educación
Aunque no abundaremos en las varias sociologías de la educación (existen varios buenos estudios al respecto como los ya citados, como para detenerme en ello), si habremos de detenernos en los trabajos que dan cuenta de la evolución, crisis y estancamiento de los estudios e investigaciones socio - educativas, para ir articulando la problemática.
Cabe hacer mención al asunto de los llamados paradigmas en el sentido de que, para nuestros objetivos sin embargo, por paradigmas entendemos a la manera de Khun, aquélla ciencia que se realiza con base en teorías probadas, las cuales sólo se aplican a un objeto que se pretende explicar, de ahí que en este trabajo no profundizaremos en ellos, toda vez que como se podrá ir viendo, la propuesta de cientificidad implica separarse de cualesquier predeterminación teórica.
Aunque como hemos dicho, no es el objetivo seguir profundizando en la sociología de la educación, cabe mencionar sin embargo, algunas de las corrientes contemporáneas más conocidas y los avatares de su evolución apoyados en estudios recientes, pues hay consenso en que es posterior a la Segunda Guerra Mundial cuando se acrecienta la producción sociológica de la educación, apareciendo nuevos ámbitos, así como nuevos campos en la sociología de la educación. Entre ellos tenemos: el funcionalismo tecnoeconómico y la teoría del capital humano; el funcionalismo reformista: educación e igualdad de oportunidades; la teoría credencialista de Randall Collins; la teoría de la reproducción de Bordieu y Passeron; la sociología de las clases, códigos y el control de Bernstein; educación y reproducción económica o del marxismo y sociología de la educación; Althusser: la educación como aparato ideológico del Estado; la teoría de las redes escolares de Baudelot y Establet; la teoría de la correspondencia y su revisión.
Más recientemente, a partir de los años ochenta surgen nuevos paradigmas: el "paradigma interpretativo" al interior de la sociología de la educación; también el interaccionismo simbólico; la sociología del currículum; la teoría de la producción cultural y resistencia; la de la hegemonía y resistencia en la educación; las dimensiones de género y etnia; las formas de transmisión del sexismo en la escuela; y la escuela y la educación multicultural.
Actualmente la sociología de la educación ha constituido nuevos paradigmas: la sociedad de la información y la relación entre educación y empleo; la sociología de la política educativa; y, la de la educación y la atención a las diferencias (Bonal 1998).
En este trabajo no se pretende tampoco partir en la búsqueda de los fundamentos de todas estas y otras perspectivas que seguramente abordan a la educación. Intentamos sólo exponer algunas de las muchas perspectivas que la abordan, para convencer de la necesidad de una proposición más abierta y por ello, más duradera y general para el abordaje de los distintos problemas de la educación. Por ello nos limitaremos a reseñar el escenario actual de la sociología de la educación.
5. La Investigación Educativa (Pedagógica e Histórica)
Es sabido que cualquier división de los tiempos históricos resulta más bien superficial con respecto de los efectos posibles de los procesos sociales; sin embargo, contribuyen a demarcar aproximadamente los pesos o los énfasis de dichos procesos. También es bien aceptado el hecho de que no existe fenómeno educativo alguno que no esté vinculado a las contingencias económicas y sociales. La investigación educativa no tendría porque escapar a ellas.
Partimos del supuesto de que en las diversas épocas históricas -ya sean demarcadas por acontecimientos sociales relevantes en la praxis humana, y, o por efecto de los cambios en la historia de las ideas-, se puede decir que existen al menos dos grandes períodos que se distinguen bajo el concepto de modernidad, con base en la emergencia, en el siglo XIX, de la primacía de la razón humana sobre la perspectiva teológica como cosmovisión del mundo.
Con esto no se quiere decir que la educación y el estudio sobre sus implicaciones sea totalmente diferente entre toda la producción mundial escrita al respecto hasta antes de la época de Kant, Hegel y Rousseau, pero sí son significativos los cambios que la educación sufre a partir de estos tiempos, los cuales en la praxis humana se identifican con la primera revolución industrial, la que desarrolla un tipo de empresa y de burocracia de magnitudes nunca vistas en la historia de la humanidad. La producción manufacturera y la gestión se racionalizan para dar respuesta a sus necesidades, progresar y aportar el máximo beneficio. "Este objetivo se logra mediante la aplicación de principios científicos de alto componente metodológico, cuya expresión más clara es posiblemente el taylorismo", como lo recuerda A. León (1980:78). J. M. Rice, quien fundó en 1903 la primera Society of Educacional Research, apenas tres años después de la aparición de los Principles of Scientific Management de F. W. Taylor (1911), publicó su Scientífic Management in Education" (Landsheere 1996:11) (3).
La educación se vuelve así un imperativo de las diversas clases sociales, lo que permite al fin fundar exigencias educacionales para todos. Lo que da paso a la exigencia de estudios e investigaciones sobre el currículo: ¿Qué enseñar?, ¿Cuánta enseñanza?, ¿Cómo ser eficaz? ¿Por qué se generan diferencias en los aprendizajes de los alumnos?, ¿Cómo evaluar resultados? y ¿Cómo formar docentes en función de sus nuevas tareas? Es decir, desde el punto de vista de una educación con base en la ciencia.
Y ya que hemos entrado en el terreno de los pedagogos; una aclaración conceptual sobre el asunto merece nuestra atención. Según Landsheere (1996:12), "A semejanza de una ‘psicología nueva’ se califica -a principios del XX- de ‘pedagogía nueva’ a una amalgama de pedagogía experienciada con un alto componente empírico, de psicología pedagógica y de pedagogía experimental propiamente dicha (...) La primera carece de rigor científico; la segunda confunde los campos de investigación. Sólo la tercera constituye el objeto particular de la presente historia. Pero esto no significa que las aportaciones de las otras dos modalidades sean desdeñables ni mucho menos".
El enunciado de pedagogía experiencial deviene del siglo XIX, expresión que se forjó paralelamente a la noción de psicología experimental; y aunque el término pedagogía limita el campo de investigación al niño (considerado sobre todo a éste en el medio escolar), hoy la concepción de los tiempos de educación se han extendido. De otra parte, experimental connota un tipo preciso de proceder con la intencionalidad de modificación.
Según el autor antes citado, lo anterior es la causa de que la expresión investigación educativa (se sobrentiende que científica) se sustituye progresivamente por el término pedagogía experimental. No obstante, el término investigación educativa tiene evidentemente un significado más amplio, que los resultados empíricos - cuantitativos, producto de la pedagogía experimental. Como se verá, actualmente el enfoque cualitativo se reserva un mayor campo de acción a la investigación educativa. Sin duda, la historia, la filosofía, la psicología y la sociología han incursionado con sus corpus teóricos en la realización de investigación educativa (IE).
Por lo anterior, es indispensable ir demarcando a nuestra vez, los linderos por los cuales ha de connotarse nuestro entendimiento en torno a la investigación educativa. La intencionalidad apunta a un enfoque de las diversas ciencias sociales pero articulados estos discursos en una lógica de aprehensión de lo real como totalidad, como lo he señalado en otros trabajos; pero por ahora me centraré en decantar lo más precisamente, por el momento, las particularidades que implicamos en nuestra acepción de la (IE).
En principio, las preocupaciones arriba mencionadas de las investigaciones sobre el currículo (qué enseñar, cuánta enseñanza, etcétera), las consideramos mayormente en su contenido social, como supeditada al contexto histórico en el cual se le estudia. Así mismo, la toma en cuenta de su historia (deveniente) y de su historicidad (coyuntura, actualidad, presente), el cual se funde con la perspectiva de futuro -el que involucra la praxis social-, es decir con el factor político, deben ser estudiados primeramente por las ciencias sociales. Y sin embargo, estos elementos no se contraponen con los estudios micro - pedagógicos; son su contorno explicativo y teorizante posibles.
Ahora bien, como se verá enseguida, estos planteamientos chocarán con las distinciones de Landsheere, quien por ejemplo acota: "Sin dejar de tomar en cuenta la importancia capital de las normas (sobre todo en el terreno cultural y de la filosofía), reflexión que está orientada a reunir, coordinar y a hacer coherentes no sólo los resultados de las ciencias particulares, sino también los de los demás órdenes del saber, a fin de alcanzar una concepción global del mundo, estructurada y unificadora" (C
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