viernes, 23 de marzo de 2012

Concepto de propiedad

El concepto de propiedad es muy antiguo. Las sociedades primitivas solían compartir ciertos derechos de propiedad, como el derecho a cazar o pescar en un determinado lugar. Aunque existía cierta propiedad personal, como las armas o los utensilios de cocina, parece ser que la propiedad real era común. La tierra no empezó a considerarse como propiedad privada hasta después de la edad media. Bajo el sistema feudal, la tierra podía ocuparse, pero no se tenía la propiedad. Esta ocupación implicaba muchas obligaciones. En el sentido moderno de propiedad, tan sólo los monarcas y la Iglesia poseían la tierra.

El aumento de la clase comerciante a finales de la época feudal, fue afectando paulatinamente a la importancia relativa de la propiedad real y personal. Históricamente, la propiedad personal no tenía importancia en comparación con la de la tierra. Por ello, casi no existía una regulación sobre la propiedad, transmisión y herencia de las propiedades personales. La creciente clase media que acumulaba riqueza podía transmitirla fácilmente mediante un testamento. Con la Revolución Industrial, el consiguiente abandono de la agricultura y la aparición de acciones y bonos rentables, la propiedad personal alcanzó la misma importancia que la propiedad real. La tierra se convirtió en un bien que podía comprarse y venderse, como cualquier otro bien.[1]

Nacimiento del pastoreo en Eurasia

Por David Christian

Durante el siglo XIX, muchos antropólogos creían que las sociedades pastoriles, basadas en la domesticación de ganado para cubrir su alimentación y otras necesidades, habían evolucionado antes que las sociedades agrícolas, basadas principalmente en el cultivo de plantas. Sin embargo, las investigaciones arqueológicas llevadas a cabo durante el siglo XX han demostrado que el pastoreo surgió más tarde que la agricultura y como consecuencia directa de las innovaciones en el uso de animales domesticados por parte de los agricultores. De hecho, dos condiciones previas para el pastoreo fueron la domesticación de varias especies animales por los primeros agricultores y la aparición de métodos más eficaces para utilizar dicho ganado. Entre el 9000 y el 6000 a.C., los primeros agricultores en Mesopotamia, Anatolia y quizás en todo el resto de Eurasia ya sabían domesticar cabras, ovejas y vacas. Sin embargo, estas primeras comunidades agrícolas utilizaban el ganado de manera poco eficaz. Aunque los agricultores cuidaban y alimentaban los animales a lo largo de toda su vida, tan sólo los utilizaban una vez, cuando los sacrificaban para obtener carne, cuero y pieles, ya que los agricultores consideraban los animales como despensas móviles de carne y pieles.

La aparición de métodos más eficaces de aprovechamiento del ganado permitió a comunidades enteras vivir principalmente del producto de sus rebaños, dando lugar a una evolución del pastoreo. Este mejor aprovechamiento del ganado surgió en Eurasia durante el V milenio a.C., época que el historiador y arqueólogo inglés Andrew Sherratt ha denominado la revolución de los productos secundarios. En el transcurso de este cambio vital, las nuevas tecnologías permitieron utilizar los animales domésticos en vida, aprovechando sus productos secundarios como la piel, la leche, la sangre y su fuerza de tracción. La utilización de los productos secundarios significaba que cada animal era capaz de producir mayor cantidad de recursos durante su existencia, aumentando así la productividad de las manadas de animales. El aumento de la productividad de los rebaños permitió a comunidades enteras vivir básicamente de su ganado. Esto, a su vez, hizo posible la colonización de estepas áridas y difíciles de cultivar pero que servían de pastos a los rebaños de animales domésticos.

La leche de los animales domésticos ya se utilizaba probablemente en el V milenio a.C. y la lana de las ovejas ya se aprovechaba como fibra con total seguridad en el III milenio a.C. e incluso antes. Las comunidades agrícolas comenzaron a utilizar la fuerza de tracción del ganado después de haber domesticado animales como el caballo y el camello, que anteriormente habían sido objeto de caza por su carne. La primera prueba de la monta a caballo data aproximadamente del 4000 a.C. y procede del yacimiento ucraniano oriental de Dereivka, junto al río Dniéper, perteneciente a un grupo de yacimientos relacionados que los arqueólogos denominan como la cultura Sredny Stog. En Dereivka, los arqueólogos hallaron los restos de numerosos caballos que estaban aparentemente domesticados. Otro testimonio de los inicios de la monta a caballo procede de Baotai, en el norte de Kazajstán, perteneciente aproximadamente al mismo periodo. Los camellos bactrianos fueron domesticados en el sur de Asia central durante el III milenio a.C. y las primeras imágenes muestran que se utilizaban generalmente para tirar de carruajes.

Las técnicas de la revolución de los productos secundarios, consideradas en su conjunto, permitieron por primera vez obtener de los animales domesticados la mayor parte de los alimentos, ropa, protección y fuerza de tracción necesarios para la supervivencia de un grupo, lo que a su vez permitió el asentamiento de comunidades enteras en las áridas estepas de Eurasia, donde aplicaron las técnicas de la revolución de los productos secundarios para crear la forma de vida que conocemos como pastoreo.

En general, los historiadores han despreciado, idealizado o demonizado el mundo de los pastores nómadas. Existen dos razones para estos planteamientos poco exactos: en primer lugar, los pueblos pastoriles produjeron muy pocos documentos escritos y, por tanto, los testimonios escritos de estos pueblos procedían sobre todo de sus enemigos de las sociedades agrícolas; y en segundo lugar, las poblaciones dedicadas al pastoreo eran reducidas y, sobre todo en los siglos más recientes, su impacto sobre la historia mundial parece haber sido menor que el de las civilizaciones agrícolas. Sin embargo, por las razones que se exponen a continuación, parece cada vez más obvio que no podemos comprender la historia de Eurasia sin analizar la contribución de sus múltiples comunidades pastoriles. Un examen de cómo se desarrolló el pastoreo en los primeros años de la historia de la humanidad revela la forma en que la historia de Eurasia se vio conformada por estos grupos nómadas de personas y animales.

Desarrollo y difusión del pastoreo inicial

Los pastores de las comunidades Sredny Stog fueron probablemente sedentarios. La propia Dereivka era una comunidad en una población que ocupaba unos 2.000 m2, con casas de madera rectangulares y una valla circundante. Sin embargo, estas tierras resultaban difíciles de cultivar y la gente pasó a depender cada vez más del ganado. Como consecuencia, comenzaron a ampliar los rebaños y a apacentarlos en zonas más extensas. Probablemente otros pueblos pastores experimentaron situaciones similares. En un momento dado, algunos pastores y después comunidades enteras comenzaron a desplazarse con sus rebaños. Por ejemplo, la cultura Jvalinsk del III a.C. vivía ligeramente al este de los asentamientos Sredny Stog. Sin embargo, a diferencia de Sredny Stog, la cultura Jvalinsk es conocida sobre todo por sus túmulos funerarios, o kurgany. La escasez de lugares de asentamiento sugiere que la cultura Jvalinsk estaba formada principalmente por comunidades nómadas de pastores.

Estos pastores nómadas mantuvieron contactos comerciales y bélicos con otras comunidades de agricultores o pastores. La presencia de utensilios armamentísticos incluso en los túmulos funerarios más antiguos sugiere que los primeros pastores a veces atacaban a otras comunidades. La presencia de ruedas de carro en muchas fosas de enterramiento muestra que, al menos hacia el III milenio a.C., algunos pastores utilizaban ganado para elevar objetos y tal vez tensar sus viviendas en forma de carpa. Con todo, parece ser que al menos hacia el 3000 a.C. había numerosos pastores nómadas en las estepas de Ucrania oriental, el sur de Rusia y el norte de Kazajstán. La similitud entre estas comunidades, a pesar del enorme territorio que ocupaban, muestra que tenían gran movilidad y eran muy interactivos.

Hacia el 2000 a.C., también habían hecho aparición comunidades nómadas de pastoreo más al este, en el noreste de Kazajstán y el oeste de Mongolia. Los yacimientos de la principal cultura de pastoreo primitiva en esta región, la cultura Afanásievo, se extienden desde Mongolia hasta el sur de Siberia y la parte meridional de los Urales. Algunos yacimientos de la cultura Afanásievo son asentamientos, pero la mayoría son túmulos funerarios, lo que indica que estas comunidades dedicaban gran parte del tiempo a desplazarse de un pasto a otro. Los restos humanos y culturales de las personas enterradas en los túmulos funerarios de la cultura Afanásievo sugieren que procedían de algún lugar más al oeste. Por tanto, revelan que el pastoreo se extendió hacia el este a través de las estepas entre los años 4000 y 2000 a.C. Los primeros pastores se desplazaron lentamente hacia el este con sus rebaños de ovejas, cabras y caballos llevando consigo las lenguas indoeuropeas de las comunidades de pastoreo más primitivas. En consecuencia, hacia el año 2000 a.C., las lenguas indoeuropeas se hablaban probablemente por toda la estepa, desde el mar Negro hasta Mongolia occidental y Sinkiang (Xinjiang).

El pastoreo durante el II milenio a.C.

En el II milenio a.C. el pastoreo se extendió aún más hacia el este. A lo largo de las fronteras del norte de China las comunidades locales comenzaron a adoptar las técnicas del pastoreo de las estepas vecinas. La cultura okunevo, que sustituyó a la cultura Afanásievo en Mongolia occidental y en el sur de Siberia, era claramente pastoril, pero sus gentes parecen proceder del lejano oriente y constituye el inicio de una transformación profunda y oscura de los esquemas migratorios. Desde 4000 a.C. hasta 1000 a.C. las culturas, las técnicas y los pueblos se habían desplazado mayoritariamente de oeste a este, pero en los milenios posteriores se invirtió esta tendencia. En los dos últimos milenios las gentes procedentes del este trajeron los idiomas turco y mongol y estas lenguas llegaron a dominar las estepas de Eurasia.

Un segundo desarrollo sorprendente durante el II milenio a.C. es la aparición de formas más sedentarias de pastoreo en las denominadas culturas de la edad del bronce de las estepas que se extendían desde el mar Negro hasta las fronteras de Mongolia y Sinkiang. En las estepas de Asia central y el sur de Ucrania y Rusia fueron apareciendo numerosos poblados pequeños que estaban habitados por pastores sedentarios con grandes rebaños de ganado vacuno, animales que se adecuaban menos que los caballos y las ovejas a los hábitos más nómadas del pastoreo. Los cambios climáticos que hicieron posible la agricultura en las áridas estepas tal vez sean la causa de este cambio a formas más sedentarias de pastoreo. Probablemente emigrantes de las culturas de la edad del bronce de las estepas del Asia central penetraron por el norte de la India hacia mediados del II milenio a.C. aportando su ganado, sus lenguas indoeuropeas y sus tradiciones religiosas pastoriles. También es posible que los pastores de la edad del bronce de las estepas invadieran el norte de China y Mesopotamia durante el II milenio a.C.

El I milenio a.C.: la era escita

A partir de principios de la edad del hierro, hacia el 1000 a.C., muchos pueblos pastores de las estepas de Eurasia volvieron a formas de pastoreo más nómadas y militaristas. Este periodo se caracteriza por el pastoreo clásico de los escitas en las lindes del mar Negro, que fue descrito por el historiador griego Heródoto. Durante el siglo VIII a.C., los pastores del interior de Eurasia comenzaron a utilizar los pequeños arcos compuestos que hicieron de los escitas unos guerreros temidos. Otra serie de rasgos característicos se propagaron ampliamente por las estepas a principios del I milenio, dando lugar a una forma de pastoreo a caballo sorprendentemente homogénea en Eurasia y descrita de forma vívida por Heródoto en sus obras. Los restos de esta economía se pueden apreciar también en los sorprendentes enterramientos en hielo de Pazirik, cerca de la frontera nororiental de Mongolia. Entre los principales rasgos de los jinetes pastores del I milenio a.C. cabe citar un estilo artístico diferencial que se caracterizaba por diseños animales vívidos, gráciles y elaborados, el uso de armas de hierro, como las espadas, y el desarrollo de tipos más complejos de arreos para los caballos. Las descripciones que de estas comunidades realizaran Heródoto, en el extremo occidental de las estepas, y el historiador de la dinastía Han, Sima Qian, en el extremo oriental, crearon ciertos estereotipos del estilo de vida de los pastores, algunos de los cuales han sobrevivido hasta nuestros días.

Estilos de vida de las primeras comunidades de pastores

No existe ninguna descripción escrita de las comunidades de pastoreo antes del I milenio a.C.; los conocimientos acerca de los principios del pastoreo en Eurasia proceden de excavaciones arqueológicas, aunque los testimonios arqueológicos a menudo resulta difíciles de interpretar. Así, para comprender a los primeros pastores y a sus estilos de vida es necesario combinar estos testimonios con un uso prudente de lo que conocemos por los estilos de vida pastoriles modernos.

Los primeros pastores dependían del ganado domesticado y muchos pastores eran bastante nómadas. Sin embargo, la presencia de poblados demuestra que no todos los pastores de la primera época emigraban constantemente en búsqueda de alimentos. En los tiempos modernos, la mayoría de las comunidades pastoriles necesitan ciertos productos agrícolas y si no pueden obtenerlos mediante el trueque de productos de su propio ganado, se ven obligados a practicar la agricultura. Parece probable, pues, que los primeros pastores también se vieran obligados a cultivar cuando tuvieran necesidad de ello. Es posible que algunos miembros del grupo permanecieran en los campamentos de invierno y se dedicaran a los cultivos mientras los demás se desplazaban a través de las estepas durante la primavera y el verano. Sin embargo, a veces, como sucedía en muchos de los asentamientos de la edad de bronce de las estepas, la mayor parte de la comunidad era sedentaria y solamente algunos pastores especializados se encargaban de conducir los rebaños hasta los pastos. Por el contrario, también existieron periodos en los que las comunidades al completo se desplazaban y abandonaban los pastos tradicionales para cruzar enormes distancias.

La información acerca de las sociedades de pastoreo modernas indica que estas primitivas migraciones masivas estuvieron causadas por desastres ecológicos o militares. Además, esta información sugiere asimismo que las migraciones a menudo degeneraron en saqueos o guerras generalizadas, por cuanto los pastores trataban de arrebatar los nuevos pastos o rebaños a los pueblos vecinos más débiles. Existen testimonios inciertos de tales migraciones que datan incluso del IV milenio a.C., así como de emigraciones de algunos pueblos pastores a las tierras cultivadas vecinas de Mesopotamia, Asia central, el subcontinente indio y China. Aunque algunas de estas migraciones pudieron ser pacíficas, otras fueron probablemente tan violentas como las invasiones de pastores de épocas históricas como la de los mongoles bajo Gengis Kan, en el siglo XIII d.C.

La mayoría de los pueblos de pastores estaban compuestos por pequeñas comunidades nómadas cuyos miembros se permitían pocos lujos, características explicables mediante principios ecológicos básicos. Los pastores dependen principalmente de productos animales para su alimentación, ropa y vivienda. Los animales, a su vez, se alimentan de plantas y de otros animales. Cada eslabón de la cadena alimentaria contiene una cantidad menor de energía que su precedente, por lo que gran parte de la energía alimentaria potencial de la luz solar se pierde a medida que va pasando por esta cadena. Esto significa que se necesita una mayor cantidad de tierra para suministrar suficiente energía para alimentar a un ser carnívoro que a un herbívoro. La práctica nómada constituía la forma más eficaz de explotar grandes áreas de pastos, por lo que resultaba muy adecuado para los pastores que necesitaban dicha tierra. Sin embargo, el movimiento incesante de los nómadas dificultaba la acumulación de objetos. Por consiguiente, los pastores normalmente poseían menos artículos que los pueblos agricultores, o se inclinaban por los objetos de lujo fácilmente transportables, tales como sedas o joyas. Esta falta de acumulación de riquezas indujo a los historiadores de las sociedades agrícolas a describir erróneamente a los pueblos pastoriles como atrasados y pobres.

Las sociedades de pastoreo solían dividir las tareas por sexos. Las mujeres normalmente preparaban y cuidaban de las carpas y sus contenidos y también fabricaban alfombras y cortinajes de notable belleza características de la mayoría de las sociedades de pastoreo eurasiáticas. Pero a menudo las mujeres también realizaban tareas tradicionalmente masculinas como la guerra. Las leyendas de las mujeres guerreras o amazonas descritas por Heródoto probablemente procedían de los pueblos pastores que vivían al norte del mar Negro. Existen asimismo multitud de ejemplos de mujeres que desempeñaban funciones políticas de enorme influencia. Sin embargo, por regla general, la política, la guerra y el manejo de grandes rebaños de ganado estaban considerados como funciones propias de los varones.

El estilo de vida pastoril es en cierta forma más precario y combativo que el agrícola. Aunque los rebaños se multiplican rápidamente, también pueden desaparecer con la misma celeridad debido a la rapiña, las enfermedades o a súbitos cambios climatológicos que les impidan pastar. Cuando los pueblos pastores perdían sus rebaños, apenas tenían otra opción que robar ganado de otros pueblos pastores, una de las razones por las que la rapiña resultaba común entre los pueblos pastores de Eurasia de todas las épocas. De hecho, las virtudes militares de los pastores de Eurasia, como la monta a caballo, la destreza en el manejo de grandes animales, la caza con arco y el desplazamiento por vastos territorios, convirtieron a los pueblos pastores en auténticos guerrilleros. La rapiña proporcionaba una buena excusa para perfeccionar estas habilidades. Parece ser que a menudo un ataque en una zona de la estepa llegaba a afectar a un territorio mucho más amplio. Así, por ejemplo, una enfermedad o una acción guerrera en una región podía desencadenar acciones de rapiña en otras zonas que, a su vez y según las circunstancias, podía desembocar en periodos de confrontaciones y emigraciones a gran escala. Poco antes del 100 a.C., el historiador chino de la dinastía Han, Suma Qian describió los vínculos existentes entre el pastoreo y las guerras entre los pueblos pastores hsiung-nu que vivían cerca de la frontera septentrional de China:

Los niños empiezan por aprender a montar ovejas y cazar pájaros y ratas con arco y flechas y, al ir creciendo, cazan también zorros y liebres como alimento. Por tanto, todos los jóvenes saben utilizar el arco y pueden intervenir como jinetes armados en tiempos de guerra. Tienen por costumbre apacentar sus rebaños en épocas de paz y ganarse la vida con la caza, pero en periodos de crisis recurren a las armas y participan en ataques de pillaje y saqueo.

La naturaleza de la sociedad de pastoreo se modificaba drásticamente en épocas de guerra. En tiempos de paz grupos reducidos de pastores, compuestos por 3 ó 4 y hasta 20 familias, viajaban siguiendo las rutas tradicionales de migración y coincidían con los parientes más próximos sólo en fechas señaladas del año, por lo que cada grupo era bastante independiente. En épocas de paz, la autoridad de los jefes de los clanes sólo era imprescindible para adoptar decisiones colectivas acerca de temas tales como la utilización de determinadas rutas de migración. Por el contrario, en tiempos de conflictos las sociedades de pastoreo adoptaban un carácter más jerárquico. Cada grupo debía buscarse sus aliados dentro de su región. Los dirigentes locales delegaban en jefes regionales de manera que pudieran establecerse con enorme agilidad estructuras jerárquicas completas con jefes regionales poderosos que a veces mandaban a varios miles de súbditos. Estos dirigentes podían llegar a acumular cantidades considerables tanto de riquezas como de poder, como revelan los tesoros hallados en algunos enterramientos pastoriles que datan de épocas tan tempranas como el III milenio a.C.

En determinadas ocasiones, los jefes aumentaban su fortuna y poder invadiendo las regiones agrícolas y compartiendo parte del botín con sus súbditos. Pero la autoridad de los gobernantes pastores nunca fue tan estable como la de sus homónimos en las sociedades agrícolas. Cuando los periodos de actividad militar finalizaban, los seguidores quedaban desmovilizados y volvían a su estilo de vida migratorio, alejados del control de los futuros caudillos. Estos hábitos explican por qué, en el mundo del pastoreo, las jerarquías de poder y de riqueza surgían y se desvanecían con mayor celeridad que en el mundo agrícola. De hecho, aun cuando las alianzas militares del tipo descrito anteriormente existían con toda certeza en las estepas antes del 1000 a.C., no existieron estados de pastoreo duraderos hasta los últimos siglos del I milenio a.C. Cuando surgieron los estados de pastoreo, se basaron en gran medida en su capacidad para esquilmar las riquezas de los estados agrícolas vecinos, lo que hacían en parte mediante el comercio y en parte recaudando tributos bajo amenaza de invasión y destrucción.

A pesar de tan precaria organización política, las sociedades pastoriles lograron vincular a las diferentes civilizaciones del vasto territorio de Eurasia en una única red que cubría toda la zona. Los pastores nómadas transmitieron las ideas, las técnicas y los objetos rápidamente por toda la estepa y a continuación los hicieron llegar hasta las comunidades vecinas más allá de sus fronteras. Además de las técnicas tales como el propio pastoreo, la monta a caballo y el combate con carros, los pastores difundieron diferentes estilos artísticos, religiones, idiomas, genes e incluso enfermedades por todas las grandes civilizaciones agrícolas del Mediterráneo, Irán, el subcontinente indio y China. Mucho antes del establecimiento de la Ruta de la Seda, ruta comercial que unió las culturas mediterráneas con las sociedades asiáticas en los últimos siglos anteriores a Cristo, ya existía un dinámico entramado de intercambio que abarcaba toda Eurasia. Las ideas, las técnicas y los artículos comenzaron a fluir a través de las estepas a raíz de la difusión del pastoreo en el cuarto y III milenio a.C.

Acerca del autor: David Christian es profesor asociado de Historia de la Universidad Macquarie, en Sydney. Es autor, entre otras publicaciones, de A History of Rusia, Central Asia and Mongolia from Prehistory to the Present: Inner Eurasia from Prehistory to the Mongol Empire.[2]


[1]"Propiedad (economía)." Enciclopedia® Microsoft® Encarta 2001. © 1993-2000 Microsoft Corporation. Reservados todos los derechos.

[2]"Nacimiento del pastoreo en Eurasia." Enciclopedia® Microsoft® Encarta 2001. © 1993-2000 Microsoft Corporation. Reservados todos los derechos.

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