Conclusiones de una investigación sobre la discriminación de género en nuestra sociedad.
Parecería innecesario de hablar de discriminación sexual en la escuela en pleno siglo XXI, pero no es así.
Pensamos que la igualdad está asegurada por la obligatoriedad mixta en todas las etapas educativas .
Sin embargo en ellas se siguen dando distintos modelos : desde aquellos que mantienen una actitud discriminatoria que implica tener actitudes y expectativas diferentes entre niñas y niños hasta los que tratan de imponer y generalizar la cultura y los valores masculinos .
La escuela mixta no es que cree desigualdad , pero sí ayuda a legitimarla.
Con lo que respecta a este tema, todavía es frecuente confundir escuela mixta con escuela coeducativa, sin detenerse a pensar que el mero agrupamiento de niños y niñas en las aulas no garantiza una enseñaza justa e igualitaria.
Es sabido que uno de los objetivos de la educación es enseñar a adaptarse a las nuevas generaciones, a comportarse según los valores y pautas socioculturales existentes.
La educación tiene como finalidad fundamental promover el desarrollo de ciertas capacidades y la apropiación de determinados contenidos de la cultura necesarios para que los alumnos y alumnas puedan ser ciudadanos activos en su marco sociocultural de referencia. Para lograr este objetivo, las escuelas han de enfrentar el desafío de proporcionar una respuesta educativa a la vez común y diversificada, de forma que todos los alumnos adquieran unos aprendizajes básicos, que aseguren la igualdad de oportunidades, pero considerando al mismo tiempo sus características sociales, culturales e individuales.
La escuela no sólo es un espacio fundamental para la transmisión de la cultura y la socialización, sino también para la construcción de la identidad personal.
Lo que realmente enriquece el desarrollo de las sociedades y de las personas es la relación y el diálogo con las diferencias. Desde la educación se ha de promover de forma intencional la aceptación y valoración de las diferencias de cualquier tipo para “aprender a vivir juntos”, lo que implica la comprensión del otro como “un otro válido y legítimo” y el desarrollo de nuevas formas de convivencia basadas en el pluralismo, el entendimiento mutuo y las relaciones democráticas. La percepción y la vivencia de la diversidad nos permite, además, construir y reafirmar la propia identidad y distinguirnos de los otros. El ser humano se realiza plenamente como miembro de una comunidad y una cultura, pero también en el respeto a su individualidad, por lo que otro aspecto fundamental de la educación ha de ser “aprender a ser”.
Este proceso empieza en la familia y continúa en las escuelas.
La familia no deja de ser el primer lugar donde se perpetúan los roles que la sociedad ha establecido para hombres y mujeres, pero estamos seguros que la escuela es el segundo lugar en donde se puede modificar estos roles asignados.
Numeroso estudios nos demuestran las diferentes actitudes, comportamientos, actitudes etc.,que tienen con sus hijos o hijas según el sexo.
Es notorio que a las niñas se les potencia la sensibilidad, el miedo, la
obediencia ,la dependencia, la afectividad. A los niños la agresividad, la competitividad, la independencia.
En la escuela se sigue perpetrando la educación segregada, esto es, diferenciando lo que es apropiado para las niñas y lo que es propio para los
niños. Se hace invisible lo femenino y se potencia una sola forma de entender la vida, lo masculino.
Los educadores y educadoras no se comportan igual con los niños y las niñas. Porque desde la infancia ellos y ellas también han recibido mensajes sexistas en todos los ámbitos de la vida, y por los tanto, trasmiten inconscientemente lo que han aprendido.
Como se observa en nuestra investigación, uno de los indicadores era la cantidad de bibliografía que leyeron sobre el tema género .
Los juicios de valor y el discurso del profesorado están mediatizados por los estereotipos tradicionales, suelen ser propensos a detectar aquello que están esperando encontrar, tienden a creer que las niñas son más constantes y
menos intuitivas que los niños, más ordenadas, más trabajadoras, más responsables, más maduras, menos dotadas para las supuestas disciplinas científicas y técnicas, y más interesadas por la literatura o la enseñanza doméstica en consecuencia actúan de forma diferente, las niñas por lo general, reciben menos atención que los niños, sobre todo en las aulas de manualidades, ciencias naturales y matemáticas.
En las sociedades patriarcales. Las lenguas presenta una marcada óptica masculina androcentrista, que supone que la medida de todas las cosas se toma de los varones y acarrea una infravaloración y hasta una ocultación de los femenino.
La lingüística desde hace varias décadas, estudia el habla como actos sociales que construyen y reflejan las diferencias de poder y status entre hablantes .La lengua es un instrumento para crear, reproducir o subvertir las relaciones de poder.
Reproducimos la lengua como nos la han enseñado, suponiendo que quien produce y recibe el discurso es un hombre y que este sujeto representa también a una mujer.
Una medida de acción positiva es la coeducación, proceso intencionado de intervención a través del cual potencia el desarrollo de niños y niñas,
partiendo de la realidad de dos sexos diferentes hacia un desarrollo personal y una construcción social comunes y no enfrentados.
Supone la coexistencia integradora del mundo y de las experiencias de las mujeres.
Una educación que comienza desde que nacemos y que está marcada por la forma en que nos relacionamos, nos comunicamos y los modelos que nos presentan en todos los ámbitos. El primero y determinante es la familia, en donde comenzamos a marcar las diferencias de roles según el sexo.
Los niños demandan más atención, hacen mayor uso de la palabra y por lo tanto tienen mayor influencia en la toma de decisiones y en la elección de una actividad.
Somos menos tolerantes con la salidas de tono de una niña, o ante situaciones conflictivas enviamos de emisarias a “ellas” porque se supone que son más tranquilas y permisivas .
Realmente sigue existiendo la discriminación y necesitamos un cambio para conseguir una sociedad justa e igualitaria.
Otro indicador que nos ha llamado la atención es a la hora de formar filas, aún los siguen haciendo por sexo.
Pregunta Nº 7¿Acostumbra a formar fila de niñas y varones antes de ir al almuerzo?
Necesitamos en conjunto cambiar esta realidad ,trabajar dentro de un modelo coeducativo.
Para ello hay que reunir los valores masculinos y femeninos y lograr que se conciertan en valores educativos y actitudes a fomentar tanto para ellos como para ellas.
Imprescindible también la sensibilización y formación en temas de género, ya que últimamente parece que este asunto se ha abandonado, en especial desde las instituciones educativas y es fundamental para detectar la desigualdad y luchar contra ella.
Incentivar el reparto de tareas y responsabilidades en forma equitativa, porque es lo que se supone que es el obstáculo para alcanzar la igualdad de oportunidades y desarrollarse como personas libres.
Hay que trabajar conjuntamente la escuela y las familias. Hay que educar en la cooperación, hay que cambiar la organización temporal de la escuela, por eso elegimos una Escuela de Tiempo Completo, que puede disponer de un
horario más extenso y más flexible a la hora de elaborar proyectos que no sean discriminadores de género.
En este centro que investigamos se deben cambiar algunos aspectos en donde se contemple una filosofía coeducativa, dando entrada a la diversidad familiar, revisar sobre las actitudes y actuaciones de todos, saber rectificar si sabemos que en alguna forma seguimos contribuyendo al sexismo.
Los docentes deben exigir un lenguaje o sexista, cuidar los libros de textos, que se eligen a la hora de enseñar, tener una educación permanente del docente en temas de género, dado que notamos que nadie había leído sobre el tema. intervenir en la orientación en la elección académica para que no se haga una elección sexista, concienciar la importancia del reparto de tareas y responsabilidades por sobre todas las cosas , educar todas las habilidades sociales, ya que favorecen la comunicación y las relaciones y algunas especialmente en las chicas.
Analizar el sistema sexo-género en esta oportunidad, nos ha hecho más observadoras y sensibles, nos ha permitido poner de manifiesto las relaciones
asimétricas y jerárquicas que existen entre lo masculino y femenino, asimétricas ,porque las capacidades asignadas cada uno y otro género son opuesta y jerárquicas porque no se valora de la misma manera.,considerándose superiores las atribuidas al sexo masculino frente a las femeninas.
Estamos con esta investigación reflexionado sobre un modelo de persona diferente en el que hemos sido educadas , y esto ya supone un avance, ya que ayuda a cuestionarnos toda una serie de supuestas verdades y mitos acerca de la masculinidad versus la feminidad que nos condicionan en nuestros comportamientos, actitudes y creencias, haciendo que muchas veces nos sintamos atrapadas en ciertas costumbres y prejuicios difíciles de superar.
Hay que garantizar a nuestra población a que todos puedan acceder a todas las formas de enseñanzas y a todos los tipos de formación. Se debe motivar
para evitar la elección de carreras estereotipadas . Esto se puede hacer posible si se sensibiliza a todos los actores del proceso educativo, donde se debe incorporar a los padres y madres .
Pero una cosa es el nivel de intenciones que todos tenemos o de aspectos formales de reconocimiento y otra bastante diferentes, su cumplimiento.
Se supone que esta institución aún mantiene vigente paradigmas anteriores a pesar de que se nota un avance con relación a modelos anteriores.
Los modelos educativos parten de determinados supuestos teóricos y sirven de guía o marco de referencia a la hora de legitimar determinadas medidas y cambios.
El peso de las creencias y valores de los maestros, la familia tienen tanta influencia que cuesta mucho derribar lo ya aprendido a lo largo de la vida sobre todo lo que concierne al género.
Contrastar la situación escolar propiamente dicha con las expectativas sociales en relación con los dos sexos es propiciar estrategias comunes y complementarias .No cabe duda que si los maestros se lo proponen podrán construir un nuevo modelo de persona que trascienda y vaya más allá de los tradicionales supuestos sobre el género.
El primer objetivo general planteado para la investigación implicó indagar de qué manera la institución contribuye a consolidar en forma inconsciente la trasmisión de estereotipos de género.
En líneas generales, los resultados numéricos detectaron un notorio reflejo de la realidad actual. Los alumnos a pesar de que se percibe evidente cambio, deben reforzar ciertas conductas estereotipadas. Que conservan a la salida de la escolarización primaria.
No obstante, son los maestros que sí puede revertir esta situación si se lo proponen
En relación a nuestro objetivo específico, el relevamiento cuantitativo aportó interesantísimos datos que nos ayudó para hacer con el equipo una reflexión de esta compleja realidad.
El abordaje de estos indicadores puso a todos los individuos de esa comunidad en alerta y modificaron sus respuestas de acuerdo al “ deber ser”.
Actuaban de una forma estereotipada pero frente a frete con un cuestionario, muy interiormente reconocían la igualdad de géneros.
La semilla ya está dentro de ellos, falta que comience a germinar.
En cuanto a la pregunta problema o la hipótesis que tenemos, confirmamos que sí, los docentes pueden revertir esta situación si toman conciencia como la tomamos nosotros durante este trabajo pues, nos costó mucho separaros de nuestras formas de pensar y de actuar .
Nos queda pendiente, quizás para una próxima vez, el por qué los alumnos no dijeron la verdad de sus hábitos cotidianos y por qué el personal de servicio, hizo una mejor lectura de la realidad que los docentes. Ellos era los que tenían más bajo nivel educativo.¿Tendrá algo que ver eso?
¡Lo veremos en nuestra próxima investigación!
Son muchas las líneas de investigación que se pueden abrir a punto de partida de este trabajo, no sólo en relación a esta mínima porción de población estudiada, sino las situaciones particulares de aquellos individuos que
presentaron esos modos de comportamiento frente al cuestionamiento de sus propias conductas.
Muchas investigaciones se están transitando, pero sabemos que son más las que quedan pendientes.
La discusión de esto siempre quedará abierta.
Ana María Castro Luca
Facultad de Humanidades.
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