sábado, 18 de febrero de 2012

La escuela late...

La escuela no es neutra.

Hoy en día las instituciones educativas han cambiado los métodos y la forma de enseñar.
Los padres desde afuera ,pueden participar en forma directa o indirecta en la educación de  sus hijos  haciéndola  más fructífera.
La comunidad es un sector importante que le da identidad a la institución escolar .Ese lugar tan fantástico en donde conviven muchas culturas tiene sentimientos.

Muchos padres vienen a veces a la escuela  inseguros o desconformes de la forma de enseñar de los maestros.

-“...Yo no estoy de acuerdo con la forma con que la maestra enseña...”
-“...Este año parecería que la maestra manda los deberes para los padres y no para los alumnos...”
-“...Que mi hija haga sola las tareas, o...es para mi la nota del carné!...”

A veces quedan conformes de las explicaciones que los maestros dan de sus actividades y otras veces no.
Pasiones, encuentros, desencuentros, alegrías, sustos, asombros, suerte del docente de este año, son algunos de los tantos sentimientos que se viven a diario.
Es que la escuela no es neutra. Tiene espíritu, pasión, afectos. No es meramente un edificio donde se cumplen tareas, formulismos y horarios.
La escuela late desde que abre sus puertas hasta que las cierra a la salida del último alumno.
Y aún así, luego la escuela sigue latiendo. Cada integrante, maestros, padres, alumnos y vecinos llevan a sus hogares para compartir todo lo que vivieron en la jornada.

-“...La maestra dijo hoy que...”
“-....Qué hablaron en clase?....
“-Sólo eso escribiste en el cuaderno?...”
“...-Aprendiste algo hoy?

La sala del aula ,ese espacio en donde se desenvuelve un proceso de interacción entre la enseñanza y el aprendizaje, entre los objetivos y propósitos entre los afectos y las responsabilidades no tiene fronteras. Porque en cada hogar se comenta lo que se hizo en clase. Cada uno libre de pensamiento opina, discute y argumenta esta acción.
Todo esto es parte de la búsqueda de identidad, a nivel localidad, familiar o personal.
Por  todo esto hoy en día las instituciones reclaman la participación de los padres en el quehacer educativo. Participación entendida como la forma de colaborar con la escuela  desde el rol que ocupa .

-“Mire maestra a mi no me gusta su forma de enseñar, los niños no aprenden...”
-“-¿Por qué no manda menos tareas...?

Los docentes nos hemos visto a diario cuestionados e interpelados .Es muy difícil de trabajar cuando los sentimientos  y los afectos atraviesan el currículum escolar.
“-A veces me desanimo de ver de cómo conformar a los padres, a la institución ,a mis niños y a mi misma...”

Es realmente un desafío el evitar fragmentación donde lo que se busca es espacios de trabajo cooperativo .La educación que cada uno como padre tuvo, difiere mucho de la que hoy se ve en las aulas. Los encuentros y desencuentros de padres y escuela surgen a diario porque es muy difícil interpretar  la vida dentro del aula. La  acción multicultural de la escuela hace que los maestros tengan  que actualizarse para dar respuestas a las necesidades de las familias que conviven  en el día a día.

Surgen desde la interna de cada escuela. los diálogos de los docentes preguntándose en la agenda educativa  ¿cómo enseñar ¿ ¿qué enseñar? Y     ¿ para qué enseñar.? Cómo así ,las dudas o incertidumbres de las familias sobre el accionar docente.
Son profesionales, casi expertos  en educación, apasionados de su trabajo y  tienen muchos recursos a utilizar en cada situación y hacer uso de criterios acordes y establecidos  en cada institución.
Los padres sólo deben velar para que éstos propósitos se cumplan y dejar que quienes han elegido la profesión docente tienen la aptitud para eso,  den prioridad a la enseñanza, apliquen el plan de estudios  previamente planificado.
Ayudar “desde afuera” significa colaborar  apoyando la labor, incentivando al hijo a contribuir, colaborar y sobrellevar el curso. Acercarse a la escuela para conocer al docente, tratar de tomarle afecto, porque es quien está cerca del pequeño estudiante para ayudarlo a aprender  a crecer.

La escuela, las aulas es razón e intuición, es saber y es sentimiento, es diseñar previamente y tener plasticidad parea resolver cuestiones que se presentan. Es el espacio de las rutinas, pero también el espacio de creación, de formación de hábitos con cierto rigor disciplinario, pero también con afecto y cariño.
Hay que pensar la escuela e interpretarla.  Todos somos parte de una historia colectiva social donde cada uno es una individualidad lo que significa también que dentro de esta trama social ,el ser docente( que es quien está preparado para enseñar el currículo), el ser alumno )quien debe venir a la escuela para aprender) y el ser padres (quienes son los que deben apoyar el proceso educativo y no interceptarlo ) son los actores que deben buscar la manera de convivir, adaptarse y aceptarse.

Ana Maria Castro Luca
Docente y E. Licenciatura en Ciencias de la Educación.
anamaria28@hotmail.com

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