Violencia
INTRODUCCIÓN
La elección del tema a investigar
va de la mano con mi profesión, y parte de una preocupación que me atañe
directamente en mi labor como docente.
Como maestra
que trabaja en una escuela pública que atiende a una población carenciada de
Montevideo, convivo diariamente con situaciones de agresividad y violencia,
tanto entre los niños de la escuela, como con padres y maestros.
La escuela hoy
en día en nuestro país no sólo cumple con funciones educativas, sino que
también cumple otras más o menos explícitas: asistenciales, de contención
psíquica, de control social, laborales, de poder y de prestigio etc.
Las
instituciones educativas ocupan un lugar fundamental en la conformación de los
sujetos según un modelo establecido. Desempeñan un papel esencial en la
socialización y en la prolongación de un modo de convivencia, de pensar y de
concebir el mundo. Formar parte y transitar por ellas puede significar la
integración social; y por el contrario, la deserción, la expulsión o el fracaso
escolar significaría -hoy más que antes- la exclusión social para vastos
sectores de la población. La escuela es un lugar de pertenencia y de
construcción de identidades, pero también un lugar de alienación, de exclusión
y sufrimiento. Esta doble condición es propia de cualquier institución.
Los niños a partir del corrimiento de las
familias en cuanto a la capacidad para contener, socializar y transmitir pautas
de convivencia. pasan la mayor parte del día sin ningún contacto con sus padres
y en instituciones que no están preparadas para abordar esta nueva realidad. En
muchos casos, las respuestas de las instituciones han sido proponer mayor cantidad de actividades curriculares con una lógica de
mercado más que adecuar la propuesta educativa a las exigencias de esta nueva
realidad. En esos casos los niveles de violencia en la vida cotidiana de las
instituciones se han visto intensificados.
Pero aún así
los niños adquieren del medio pautas de comportamiento a seguir, según su edad,
su sector social y su sexo entre otras. Si todos los niños (varones o niñas) de
un mismo estrato social reciben similares influencias del medio (de sus padres,
grupo de pares, medios de comunicación, etc), ¿por qué es más común que el
varón sea violento o agresivo? ¿Por qué frases como “los varones son así” “son
brutos”, “ese es un juego de varón” a pesar de ser viejas tienen aún tanta
vigencia? Si “los hombres que les pegan a las mujeres son cobardes”... los que
les pegan a los hombres ¿son valientes?
La presente investigación entonces apuntará a estudiar
la posible relación entre la violencia en aumento en nuestra sociedad con una
particular variable de las múltiples posibles: el género.
DETERMINANDO
EL TEMA...
Por medio de observaciones
directas, realizadas en diferentes ámbitos de la institución escolar, recreo,
aula, etc., es común percibir una “crisis” de valores. Los niños son cada vez más inmaduros en
cuanto a sus relaciones con sus pares, siendo para ellos la violencia y la
agresión el mecanismo más adecuado para la solución de sus conflictos.
Incluso la situación va más allá
de los niños, ya que no es una situación fuera de lo común encontrar alguna
madre, padre, que ante algún reclamo recurra a la agresión, o que el consejo de
la familia sea “si te pegan, pega” e incluso algunos docentes, escapan de su
rol, reaccionando en forma violenta frente a determinadas situaciones.
Entonces me
pregunto: ¿Cómo inciden instituciones como la familia y la escuela en esta
desvalorización? ¿Se han perdido los referentes sociales que formaban en valores?
¿Los niños vivencian la agresividad y la violencia como un problema? y en el
caso de recurrir a ellas ¿por qué la consideran la solución más adecuada? ¿La
escuela favorece o fomenta esta situación y estas actitudes?
Pero principalmente este trabajo apunta a relacionar los
índices de violencia en las escuelas uruguayas con una variable en particular:
el género.
Los roles “masculino” y “femenino” que se manejan socialmente, determinan
ciertas actitudes violentas en los niños, principalmente de los varones. ¿son
ciertos niños agresivos porque es lo que se espera de ellos?
“Para alcanzar la verdadera paz en el mundo tenemos que
comenzar con los niños, y para que ellos crezcan en su inocencia natural
nosotros no debemos pelear; no debemos sancionar resoluciones ideales
estériles, sino ir desde el amor al amor y desde la paz a la paz, hasta que al
fin todos los rincones del mundo estén cubiertos por la paz y el amor que el
mundo entero ansía, conciente o inconscientemente.”
GANDHÍ
Y ASÌ
COMIENZA...
Marco referencial teórico.
La observación que se realice
depende de la teoría que la subyace.
Los enunciados observacionales se deben formular en el
lenguaje de alguna teoría. Hay que considerar a las teorías como estructuras
organizadas y los conceptos sólo adquieren un significado preciso mediante una
teoría coherentemente estructurada.
El desarrollo de un programa de investigación, no solo supondrá;
la adición de las oportunas hipótesis
auxiliares, sino también el desarrollo de las técnicas matemáticas y experimentales
idóneas.
Todo programa de investigación
debe entonces, poseer cierto grado de coherencia que conlleve la elaboración de
un programa bien definido para la investigación futura. Además debe conducir al
descubrimiento de nuevos fenómenos, o nuevas miradas de los mismos; debe
satisfacer ambas condiciones si pretende calificarse de científico.
Por lo cual considero necesario
antes de comenzar la presente investigación detenerme a explicitar los
conceptos eje de la misma y que se entiende por cada uno de ellos, estos
son: violencia, agresividad, el acto
violento, acto agresivo, conflicto y género.
La cantidad de
episodios de violencia en las escuelas está aumentando, lo cual es resultado
del aumento de la violencia en la sociedad en general. Según Johnson y Johnson
este aumento de la violencia ha llevado a los docentes a preguntarse sus
causas, llegando a la conclusión de que eso es resultado de los patrones
cambiantes de la vida familiar y comunitaria, y el hecho de que la sociedad ha
definido la violencia como normal.
Coincido con
el autor en que está en decadencia la dinámica de la familia, del vecindario,
de la comunidad, que en otro tiempo socializaba a los jóvenes, inculcándoles
las normas sociales. Nadie les enseña a los niños a manejarse adecuadamente en
el momento de resolver un conflicto. Las observaciones del barrio, los padres a
la hora de la salida, etc; de muchas escuelas lo confirman.
El resultado
de esto, es una juventud que ha aprendido directamente a ser violenta y/o
agresiva a la hora de resolver sus conflictos. La violencia y la agresividad se
han convertido en una norma.
Los conflictos se producen continuamente en
la escuela, son parte normal e inevitable de la vida escolar, pero pueden ser
utilizados como fuente de aprendizaje.
Para delimitar
el concepto de conflicto que se manejará en el presente trabajo tomaré la
definición de Deutsch el cual entiende que abarcan algo tan pequeño como un
descuerdo trivial, como algo tan grande como una guerra. Existe un conflicto
cuando aparecen actividades incompatibles, cuando existe un “choque” de
intereses. Los conflictos nos hacen tomar conciencia de los problemas que
necesitamos resolver; reconocer que existe un problema, advertir quienes están
involucrados y cómo podemos resolverlo ayuda a reducir las irritaciones en la
relación con los otros.
El uso
constructivo de un conflicto, ayudará a mejorar el problema del aumento de la
violencia y la agresividad en la escuela. Los conflictos no son problemas, son
parte de las soluciones.
Aproximarnos a
una comprensión de la agresividad y la violencia es una tarea ardua, por su
múltiple causalidad, complejidad y, por sobre todo, por su temática que nos
conmueve, interpela y nos implica. Este es un intento de pensar lo que no pudo
ser pensado, de poner en palabras lo actuado, buscando elaborar lo que ya
sucedió y prevenir lo que pueda sucedernos.
En una
concepción psicológica, la agresividad es propia de lo que entendemos como
humano. En su claro lenguaje, Winnicott nos dice: «El amor y el odio constituyen
los dos principales elementos a partir de los cuales se elaboran todos los
asuntos humanos». Es propia del niño desde el comienzo de la vida misma. Una
parte del desarrollo de la posibilidad de crecer es el poder encontrar formas
no destructivas de expresar la agresividad y de usarla para construir. Entonces
se podrá tener en cuenta el otro como diferente pudiendo ponerse en el lugar de
él, valorarlo, cuidarlo. Para ello es necesario esperar, separarse, transitar
duelos, aprender a cuidarse atendiendo los aspectos agresivos de sí mismo.
La violencia
es entonces una forma de manifestar la agresividad. La más destructiva,
manifiesta u oculta.
Podríamos decir que existen
diferentes formas de intentar comprender la agresividad y la violencia: una,
como una pulsión innata destructiva (expresión de la pulsión de muerte) que se
opone a todas las formas constructivas, propia del ser humano; otra, como una
reacción esperada ante circunstancias inadecuadas o indeseadas de la vida.
La primera,
que tiene en cuenta sobre todo al individuo, nos lleva a conceptualizaciones
psicopatológicas asociando la conducta agresiva a ciertos cuadros de
enfermedad. La segunda, que tiene en
cuenta por sobre todo al medio que contiene al individuo, concibe «la agresión
como una modalidad de reacción adaptativa ante un medio insuficiente,
inadecuado u hostil». la agresividad y la violencia serían el resultado de un
desencadenante exterior, expresiones «reactivas» que explicarían la conducta
destructivo del hombre.
Ambas dan cuenta
de la agresión y la violencia como parte de la vida, como necesidad defensiva,
aseguradora, integradora, como aspectos necesarios de todo cambio y de la
transformación instituyente que lleva a crecer a las personas y a los grupos, a
las familias y a las comunidades, que permite crear y transformar
participativamente al mundo.
En el acto violento, alguien (persona o
institución) comete sobre otro una actividad coercitiva que implica un daño, el
violentado pierde su autonomía, prima la irracionalidad y el actuar,
desaparecen las diferencias. Entra en juego el terror, desaparece la lógica y
ya no se puede pensar, discriminar, simbolizar. A su vez, genera acciones que
promueven más violencia: segrega, coacciona. Por eso pensamos en la violencia
como un sistema permanente, que se retroalimenta, donde no existen el tiempo ni
el espacio; un circulo del que es difícil salir.
El ser humano como ser social interactúa en el medio,
comunicándose, relacionándose y actuando con y sobre los otros, generando
cambios. Al mismo tiempo, el medio produce cambios también en el individuo,
generándose un dinámico proceso de intercambio e influencia mutua.
En este mismo sentido, la agresividad no implica
únicamente una proyección hacia el exterior, sino que abarca también las
respuestas del exterior hacia la persona actuante de la agresividad.
Este proceso
de intercambio entre el individuo y el medio enseña a la persona estrategias de
control de la agresividad y de elección de formas cada vez más atenuadas de
manifestación hacia el exterior.
El acto agresivo es la exteriorización de la
agresividad y una forma de expresar emociones como rabia, enojo, malestar,
etc., que surgen a partir de una situación que actúa como desencadenante. Así
podríamos hablar de una forma distinta de comunicar los afectos y las emociones
mediante el lenguaje del cuerpo.
En cuanto al
concepto de género aquí van algunas aclaraciones: por género se tomarán a todas
aquellas formas de interpretación, simbolización y organización de las
diferencias sexuales en las relaciones sociales. género entonces no es sinónimo
de sexo (biológico) sino que es la construcción cultural de la diferencia
sexual, aludiendo a las relaciones sociales entre los sexos.
Es decir mediante el proceso de constitución del orden
simbólico en una determinada sociedad se “fabrican” o delimitan creencias o
ideas de los que deben ser los hombres y las mujeres y de las conductas
esperables en ellos, lo que es determinante de subjetividad.
Siguiendo a Marta Lamas definiré también lo que se
entiende por identidad de género.
“... La identidad de género se construye mediante los
procesos simbólicos que en una cultura dan forma al género. La identidad de
género, por poner un ejemplo simple, se manifiesta en el rechazo de un niñito a
que lo vistan de vestidito ...”
Esta identidad es históricamente construida de acuerdo
con lo que cada cultura en un determinado momento y lugar considera “femenino”
o “masculino”.
Habiendo entonces definido conceptos estructurantes de
la investigación se delimita la puesta en marcha de la misma.
Cronograma de actividades.
Inicio de actividades: mes de Marzo.
Finalización: A finales del mes de Diciembre.
Desarrollo:
Ø Realización
de encuestas a padres y niños.(Mes de marzo)
Ø Concretar
entrevistas con maestros. (Mes de abril)
Ø
Realizar observaciones en instituciones
educativas. (En forma permanente a lo largo de la investigación).
Ø
Recopilación y análisis de los datos obtenidos.
(Marzo -Abril)
Ø Aportes
bibliográficos. (Mayo - Junio)
Ø Puesta
en práctica de propuestas en una institución escolar (Julio a Octubre)
Ø Análisis
de resultados (Noviembre)
Ø
Presentación de la investigación. (Diciembre)
REGISTRO BIBLIOGRAFICO HEURÌSTICO
La
presente investigación se realizará basándose en materiales bibliográficos
principalmente, dentro de los cuales se incluyen libros, conferencias,
artículos de revistas académicas, investigaciones realizadas en el Uruguay,
entre otras.
La bibliografía se obtuvo de diferentes bibliotecas entre
las que se destacan las de los Institutos Normales María Stagnero de Munar y
Joaquín Rey Sánchez, Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación y
Facultad de Psicología así como también de la biblioteca personal.
¿Sólo te han dado lecciones
quienes te admiraron y fueron delicados
contigo, y se hicieron a un lado para dejarte pasar?
¿No has aprendido grandes lecciones
de quienes se hicieron fuertes
contra ti, y te disputaron
el paso?
WALT WHITMAN
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