Parece imposible creer que llega el fin de los cursos. Durante todo el año, hemos tratado temas importantes en lo que respecta a la educación. Al volver la vista atrás, hacemos una especie de compilación de lo vivido en la escuela.
La evaluación es una acción que acompaña a las tareas que están implicadas en los procesos educativos. Es hora de atender a los resultados de los aprendizajes.
Evaluar es un proceso complejo y a partir de ella se toman decisiones. El término evaluar cumple una función formativa importante, siempre cuando no quede limitada al examen o a la prueba. No entiendo por qué toma relevancia este mes la evaluación, cuando los docentes realizamos esta tarea en forma cotidiana, tanto en nuestras vidas como en el ámbito educativo.
Lo que pasa es que a veces se asocie con poder premiar, castigar o vigilar.
Los alumnos y los padres también hablan de la evaluación. Ellos creen que uno cambia de actitud, se pone más estricta y más exigente frente a ellos. Hay docentes que no avisan cuando se realizan con el fin de evitar nerviosismos.
Todos los maestros en una nueva concepción necesitamos una información que nos permita diferenciar los niveles de calidad de los aprendizajes de cada uno de los alumnos que convivieron. Para tranquilidad de los padres, los maestros evaluamos la evolución los conceptos trabajados a lo largo del año. Es una herramienta que no sólo se usa a fin de cursos. Los maestros siempre estamos evaluando. Se llama evaluación formativa. Por lo que en noviembre no se acosa a los niños, ni se decide el futuro de los mismos esos días. Este tipo de evaluación promueve el crecimiento de los alumnos y es una instancia más de aprendizaje.
Este otro tipo de evaluación sumativa que mide sólo los resultados de lo que sabe o no el alumno, nos sirve como una especie de certificado para ver que dominio tiene el alumno desde el diagnóstico inicial que hacemos al comienzo del curso hasta ahora.
Los programas educativos están orientados hacia el desarrollo de las competencias Los docentes toman cierto protagonismos y muchas veces suelen vernos como crueles, y exigentes, capaces de trastocar todas las expectativas del futuro de una familia.
Nada que ver, la familia debe confiar en los docentes y es momento de reforzar comportamientos que sirvan para estimular la autonomía y disminuir el riesgo de generar estrés, nerviosismo. No es tiempo de poner los puntos sobre las íes.
Es común, a esta altura del año, ver como aumentan los primeros días de noviembre una cierta disminución de las asistencias, por el cansancio y el desgaste, ver como alumnos se ponen nerviosos y aumentan los malestares gastrointestinales y bajan las defensas.
Hay que evitar la dramatización en este período del año. Nadie se juega el futuro en las pruebas de fin de año y es fundamental aumentar la cooperación y el apoyo emocional en el hogar.
La evaluación no condena a nadie, y ni discrimina. Es un producto que se llega por todo lo realizado durante el año.
Se cree que hay una receta y que cada grado usa la misma. No es así. No hay una fórmula exacta de cómo son las evaluaciones finales.
A parte de evaluar los contenidos del programa curricular a la hora de pasar de año, también se tiene en cuenta los aspectos psicológicos, la maduración de cada individuo y las reacciones frente a las situaciones. Si existen herramientas, estrategias pedagógicas y didácticas con las que se cuenta.
Por eso es bueno haber concurrido periódicamente a la escuela, participar de las reuniones de padres, tener entrevistas personales con el docente y haber atendido a los comunicados escritos que aparecen en los cuadernos.
Al conocer la forma de pensar del maestro de clase, saber con tiempo como va encaminado el curso lleva a que no haya sorpresas.
Un nuevo desafío a la hora de evaluar: el uso de los portafolios.
No hay que concentrarse sólo en el producto. Hay que tener en cuenta el proceso.
Es una estrategia atractiva porque son un testimonio del trabajo real en el tiempo.
El portafolio es un instrumento alternativo de evaluación, es una carpeta donde el docente o los propios alumnos recopilan trabajos en donde se reflejan sus logros. Ahí es donde se ve el esfuerzo y el progreso, los procesos de todos las instancias diarias de cada persona. Actualmente todos los docentes lo tenemos en cuenta a la hora de evaluar.
Los padres deben de saber que son tiempos de reflexión y no de reproches. Recuerden que el carné sólo tiene un renglón y sabemos que no alcaza para contarles el universo que representa la actuación de los hijos en la escuela.
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