viernes, 23 de marzo de 2018

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Cuento con moraleja: La nuez de Oro

La nuez de Oro
Había una vez una niña de nombre María, que tenía los cabellos negros como la noche. La hermosa María gustaba de pasear por el bosque y conversar con los animales. Cierto día, encontró en el suelo una nuez de oro.
“Un momento, niñata. Devuélveme esa nuez, pues me pertenece a mí y nadie más”. Al buscar el lugar de dónde provenía la voz, la niña descubrió un pequeño duende que agitaba sus brazos desde las ramas de un árbol.
El duendecillo vestía de gorro verde y zapatillas carmelitas y puntiagudas. Sus ojos verdes y grandes miraban a la niña fijamente mientras repetía una y otra vez: “Venga, te he dicho que me regreses esa nuez de oro que es mía, niña”.
“Te la daré si me contestas cuántos pliegues tiene esta nuez en su piel. Si fallas, la venderé y ayudaré a los niños pobres que no tienen nada que comer”, contestó la valiente niña enfrentando la mirada del duende. “Mil y un pliegues” contestó la criatura mágica frotándose las manos.
La pequeña María, no tuvo entonces más remedio que contar los pliegues en la nuez, y efectivamente, el duende no se había equivocado. Mil y una arrugas exactas, tenía aquella nuez de oro. Con lágrimas en los ojos, María la entregó al duendecillo, quien al verla tan afligida, ablandó su corazón y le dijo: “Quédatela, noble muchacha, porque no hay nada tan hermoso como ayudar a los demás”.
Y así fue como María pudo regresar a casa con la nuez de oro, alimentar a los pobres de la ciudad y proveerles de abrigos para protegerse del crudo invierno. Desde entonces, todos comenzaron a llamarle tiernamente “Nuez de Oro”, pues los niños bondadosos siempre ganan el favor y el cariño de las personas.

Cuento con moraleja: El carrete mágico

Art 704

Cuento con moraleja: El carrete mágico

El carrete mágico
Había una vez un pequeño príncipe, inquieto y travieso, que no le gustaba estudiar. Cuando sus padres le reprendían, se lamentaba diciendo: “¡Qué ganas de ser grande para hacer todo lo que quiera!”.
Un buen día, mientras se encontraba en su cuarto, descubrió junto a la ventana una bobina con hilos de oro. Ante la mirada sorprendida del principito, la bobina le habló con voz melodiosa: “Querido príncipe : He escuchado tus deseos de crecer pronto y te daré una oportunidad. A medida que desenrolles mis hilos, podrás avanzar por los días de tu vida. Pero ten cuidado, pues el hilo que se suelta no regresa, y el tiempo pasado no podrá ser recuperado jamás”.
Sin poder resistir su curiosidad, el pequeño príncipe tiró del hilo y al instante, quedó convertido en un joven gallardo y robusto. Con gran entusiasmo, volvió a tirar del hilo mágico y se descubrió con la corona de su padre. “¡Soy rey!”, “¡Soy rey!”, exclamaba con gran alegría. “Por favor, carrete mágico, quiero saber cómo lucirán mis hijos y mi señora reina”, exclamó impaciente mientras estiraba nuevamente el hilo.
Entonces, se apareció una mujer hermosa de largos cabellos junto a él, y tres chiquilines hermosos y gordos. La curiosidad del rey se hacía incontenible por saber cómo serían sus hijos de grande, así que tiró un tramo largo de aquel hilo, y otro más, y otro. De repente, notó que sus manos estaban pálidas y débiles, y en el reflejo del espejo descubrió un viejo consumido y seco.
El príncipe, al ver que había desenrollado todo el hilo, quiso devolverlo nuevamente a su lugar, pero tal como le habían advertido, era completamente imposible. ¡Había consumido toda su vida! La bobina mágica, al verlo tan afligido exclamó: “¿Qué has hecho, criatura infeliz? En vez de vivir los momentos hermosos de tu vida, decidiste pasarlos por alto. Has malgastado el tiempo inútilmente y ya no hay nada que puedas hacer, salvo pagar por tu insolencia”.
Y así quedó el anciano rey, que sólo pudo disfrutar de una corta vejez hasta que murió de tristeza en su alcoba, por haber desperdiciado toda su vida, sin vivirla como debe ser.

Cuento La ballena feliz

Fábula para niños: La ballena feliz

La ballena feliz
La ballena Sally era conocida en el mar como una ballena muy feliz, que continuaba andaba haciendo piruetas y jugueteando de aquí para allá y de allá para acá.
Los juegos de Sally animaban a todos los que la veían, pero algunos, los más sabios, le habían advertido que debía ser un poquitín más responsable, en aras de que su juego no le trajese nunca malas pasadas.
Pero Sally no hacía mucho caso a esto, y siempre jugueteaba y daba enormes saltos sin pensar en consecuencia alguna.
Así, un día saltó y nadó tanto, que no se percató de cuánto se había acercado a la orilla. Cuando se vino a dar cuenta ya era muy tarde, pues se había encallado en la arena.
De inmediato unos niños que la habían visto venir acudieron a pedir ayuda a los adultos. Poco a poco la playa donde había encallado la ballena Sally se llenó de personas, que admiraban asombrados su belleza y tamaño.
Todos tenían la voluntad de ayudarla, pero cada vez que intentaban moverla la ballena se asustaba e impedía que pudiesen devolverla al agua y sus movimientos la hacían encallarse más y más en la arena.
Al percatarse de esto, las personas consideraron que solía podrían devolverla al agua con la ayuda de helicópteros, los que prontamente acudieron para rescatar y devolver la ballena Sally a su hábitat natural.
De esta forma, en pocos minutos la ballena estaba nuevamente en alta mar y volvió a ser la misma ballena feliz de siempre. Saltó más alto que nunca e hizo piruetas nunca antes vistas para agradecer y deleitar a todas las personas que la habían ayudado.
Siguió siendo feliz por siempre, pero a partir de ese día incorporó una lección que nunca más olvidaría. Divertirse y ser feliz no va contra el ser responsable.

Cuento Fábula "El pequeño ratón indisciplinado"

Art 704

Fábula de animales: El pequeño ratón indisciplinado

El pequeño ratón indisciplinado
Esta es la historia de un pequeño ratoncito al que su padre cada día antes de salir rumbo a la escuela le advertía:
– Hijo mío, recuerda que en este mundo existen muchísimos peligros y debes tener mucho cuidado. Estate siempre a la viva principalmente si te encuentras un gato en tu camino. Fíjate siempre en cada paso que das y nuca vayas a correr sin tener un rumbo fijo. Y lo más importante, antes de poner tus dedos en algo revísalo muy bien. Solo si eres precavido podrás tener una vida larga y placentera.
El ratoncito prácticamente no escuchaba a su padre y a pesar de todos los consejos que le daba, él andaba de un lado a otro en la casa donde estaba su ratonera sin prestar mucha atención.
En una ocasión, el travieso roedor, encontró en un rincón muy alejado un extraño equipo que sujetaba un pedazo de queso. Después de mirarlo por unos instantes pensó:
– Yo no creo que ese aparato constituya peligro alguno, y como nadie le ha prestado atención alguna me comeré ese pedazo de queso completamente.
La glotonería del ratoncillo lo hizo tratar de agarrar el queso y fue solo en cuestiones de segundos cuando quedó prisionero en la trampa.
Moraleja: Los mayores siempre te aconsejan por tu bien, así que debes escucharlo y solo así te evitarás muchos males.

Cuento: Como se hizo la lluvia

Art 703

Cuento de moraleja: Como se hizo la lluvia

Como se hizo la lluvia
Cuentan que hace mucho, muchísimo tiempo, una gota de agua se cansó de estar en el mismo lugar, y quiso navegar por los aires como los pájaros, para conocer el mundo y visitar otras tierras.
Tanto fue el deseo de la gotica de agua, que un día le pidió al Sol que le ayudara: “Astro rey, ayúdame a elevarme hasta el cielo para conocer mejor el mundo”. Y así lo hizo el Sol. Calentó la gotica con sus rayos, hasta que poco a poco, se fue convirtiendo en un vapor de agua. Cuando se quedó como un gas, la gotica de agua se elevó al cielo lentamente.
Desde arriba, pudo ver el lugar donde vivía, incluso más allá, puedo ver otros rincones del mundo, otros mares y otras montañas. Anduvo un tiempo la gotica de agua allá en lo alto. Visitó lugares desconocidos, hizo amistades con los pájaros y de vez en cuando algún viento la ponía a danzar por todo el cielo azul.
Sin embargo, a los pocos días, la gotica comenzó a sentirse sola. A pesar de contar con la compañía de los pájaros, y la belleza de la tierra vista desde lo alto, nuestra amiga quiso que otras goticas de agua le acompañaran en su aventura, así que decidió bajar a buscarlas y compartir con ellas todo lo que había vivido.
“Viento, ayúdame a bajar del cielo para ir a buscar a mis amigas” Y el viento así lo hizo. Sopló y sopló un aire frío que congeló la gotica hasta volverse más pesada que el aire, tan pesada, que pronto comenzó a descender desde las alturas.
Al aterrizar en la tierra, lo hizo sobre un campo de trigo, donde había muchas goticas que recién despertaban hechas rocío mañanero. “Queridas amigas, acompáñenme hasta el cielo” gritó la gotica y todas estuvieron de acuerdo. Entonces, el Sol las elevó hasta lo alto donde se convirtieron en una hermosa nube, pero al pasar el tiempo, las goticas quisieron bajar nuevamente a contarles a otras goticas sobre lo que habían visto.
Y desde entonces, siempre que llueve, significa que cada gota de agua ha venido a buscar a su amiga para jugar y bailar en el cielo.

Cuento para pensar

Art.701

Cuento para pensar: El cerdito de color verde

El cerdito de color verde
Había una vez una bonita granja en la que convivía una gran familia de cerdos muy feliz.
La causa de tal felicidad radicaba en que en la granja tenían todo cuanto necesitaban para vivir plenamente como cerdos. No les faltaba el pienso ni ningún otro alimento, así como tampoco el agua y el barro que necesitaban para revolcarse y divertirse de lo lindo.
Sin embargo, esa armonía se rompió un día por un suceso que nunca nadie pudo explicar. De una de las cerdas más bellas salió una camada de cerditos, todos muy bonitos pero uno misteriosamente verde, igual de lindo pero con ese color nada habitual para un ejemplar de la especie.
Todos reaccionaron de inmediato de la misma manera. Rechazaban al cerdito por su color verde, que lo hacía diferente a todos, y en tal sentido lo marginaban de todas las rutinas que normalmente desarrollaban.
Al principio esto no preocupó al cerdito verde. Consideraba que era normal que lo dejasen de lado por ser el más chiquito y aunque no participaba en las actividades del resto de la familia, se las arreglaba para hacer sus días divertidos en la granja.
Para ello se encaramaba en árboles y en el tejado de la casa, se dejaba caer sobre pilas de paja, entraba al granero a jugar con las gallinas y hacía un sinfín de actividades más, nada comunes para un cerdo.
No es que no le gustara revolcarse en el barro, es que no podían porque la familia no lo dejaba.
Así pasaron unos meses y el cerdito se volvió uno de los pequeños más grandes y fuertes de la familia.
A pesar de esto siguió siendo marginado, con lo que comprendió que el rechazo hacia él se debía a su diferencia, que para él era leve y nada extravagante, y no al hecho de que hubiese sido el menor de sus hermanos.
Cuento: El cerdito de color verde
Caer en el entendimiento de esto le provocó una gran tristeza durante muchos días. No obstante, repuso su ánimo y retomó con más intensidad que antes las actividades que le hacían tener días felices.
Los cerdos mayores, al ver esto, no soportaron más la felicidad de un cerdito que para ellos había roto la armonía familiar y ahora los abochornaba con sus extravagancias y conducta impropias de un cerdito, como si no fuera suficiente el hecho de que era verde y eso para ellos mancillaba el prestigio y la armónica belleza rosadita de la familia.
Cansados de él, los cerdos mayores decidieron expulsarlo de la granja. Le dijeron que se marchara, que era un engendro de la naturaleza que solo deshonraba a la familia, y que si se atrevía a volver por allí la pasaría realmente mal.
Tras esto el cerdito de color verde si no pudo reponerse de la tristeza. Había sido obligado a abandonar el lugar que lo vio nacer y, en consecuencia, a vagar por el mundo sin rumbo fijo ni destino al que ir.
Tras andar y desandar por un denso bosque durante unos días, el cerdito vio una bella pareja de ciervos ya mayores. Quedó encantado con la belleza y cornamenta de tan majestuosos animales, mas no se atrevió a interrumpir lo que hacían y se quedó en una esquina de un descampado.
Sin embargo, los viejos ciervos se percataron de su presencia y lo observaron detenidamente con una mezcla de asombro, gracia y admiración. Nunca habían visto algo tan curioso, pero a la vez tierno, como un cerdito de color verde.
De pronto se percataron que el animalito estaba sollozando y sin dudarlo se acercaron a él y le preguntaron que lo acongojaba.
El cerdito con el tono de la esperanza les hizo su historia y ganó la solidaridad en sentimiento de los ciervos, que casualmente nunca habían podido tener descendencia y vieron como esa extraña pero agradable criatura despertaba sus instintos maternal y paternal.
Por ello propusieron al cerdito que viviese con ellos en el bosque, donde los tres podrían ser muy felices y vivir en familia, esa de la que por distintas causas los tres habían sido privados.
Por supuesto, el cerdito aceptó gustoso y desde entonces habita en el bosque junto a los viejos y muy bellos ciervos.
Cuentan los que han pasado por allí que aún puede verse a esa insólita familia, lo mismo tirados descansando en cualquier descampado, que disfrutando de un baño en una laguna o correteando de un lugar a otro, radiando libertad y felicidad.
Ello demuestra que no importa cuán diferente seamos ni las cosas de las que hayamos sido privados. La felicidad y la realización de nuestras vidas radican en nosotros mismos y en las acciones que hagamos para potenciarlas y hacerlas extensivas a los demás.

Cuento La leyenda de Bamako

Art. 700


Hace mucho, mucho tiempo, en la época en la que la noche era negra, sombría e impenetrable ya que la luna no la iluminaba todavía, una joven llamada Bamako vivía en la aldea Kikamo. Ella era muy bella y amable. Amaba tiernamente a sus padres y a su pueblo que la estimaba y la respetaba. Todos los habitantes de la aldea admiraban sus grandes ojos que brillaban como el sol.

Un día, unos soldados venidos del norte atacaron la aldea de Bamako, así como todas aquellas de los alrededores. Astutos, feroces y sanguinarios sólo luchaban por las noches y se escondían durante el día.

Los amigos de Bamako les hacían frente valientemente, pero no sabían luchar durante la noche y, después de largas noches de combates, todos corrían el peligro de perder la vida frente a los feroces enemigos.

Una noche, el dios N´Togini se le apareció a Bamako y le dijo:

¡"Bamako! Si quieres salvar a tu pueblo sigue mi consejo. Mi hijo Djambé, que vive en la gruta, al borde del río, está enamorado de ti desde hace mucho tiempo. Si aceptas casarte con él, te llevará al cielo donde brillarás todas las noches. Tu pueblo no tendrá que luchar en la oscuridad, puesto que tú iluminarás sus noches. Gracias a ti él vencerá a sus enemigos"

"¿Qué debo hacer?" preguntó Bamako.

N’Togini le explicó:

"Por la noche, cuando el sol se ponga, sube a la gran roca que está sobre la gruta y lánzate al río. No tengas miedo. Djambé estará allí para recibirte. Ten confianza y nada te sucederá".

Valiente, Bamako no dudó en seguir las recomendaciones del Dios en todos sus puntos. Saltó al vacío, Djambé la atrapó y la llevó al cielo como lo había prometido su padre.

Entonces, un milagro se produjo. Cuando el sol desapareció, el relumbrante rostro de Bamako apareció en la noche. El resplandor de sus grandes ojos iluminaban la noche oscura.

Esa noche, los aldeanos lograrían una rotunda victoria y expulsaron a sus enemigos

Desde entonces, la cara resplandeciente de Bamako aparece cada noche en el cielo.

Importancia de los cuentos infantiles




La importancia de los cuentos

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Hace apenas 100 años sólo sabían leer unos pocos privilegiados. E incluso hoy en día, en los países menos desarrollados, más de la mitad de la población no sabe leer ni escribir. Y sin embargo, durante miles de años, los humanos hemos sido capaces de perpetuar el conocimiento ¿Cómo? mediante la tradición oral, a través de los cuentos.
Los cuentos han sido el canal más eficaz para transmitir el saber de generación en generación, a lo largo de la historia de toda la humanidad. No es casualidad, es porque funcionan.
Pensamos que de los cuentos podemos aprender mucho del mundo y de la vida, y además es bueno saber qué pueden ayudarnos a transmitir  a nuestros hijos. Y también, por qué no, aprender un poco más de nosotros mismos.

La importancia de los cuentos

Alguien pudiera pensar ¿Pero de verdad los cuentos populares de hadas nos tienen tanto que enseñar?
La respuesta es que sí, mucho, y cuanto más investigo, más motivos encuentro para darles la importancia que se merecen y para intentar que vuelvan a ocupar ese lugar que siempre ocuparon y que, en estos tiempos que corren, estamos dejando vacío.
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Dice Bruno Bettelheim en su libro dedicado a los cuentos de hadas:
“Para que una historia mantenga de verdad la atención del niño, ha de divertirle y excitar su curiosidad. Pero, para enriquecer su vida ha de estimular su imaginación, ayudarle a desarrollar su intelecto y a clarificar sus emociones; ha de estar de acuerdo con sus ansiedades y aspiraciones; hacerle reconocer plenamente sus dificultades, al mismo tiempo que le sugiere soluciones a los problemas que le inquietan.”
Son un motón de cosas ¿verdad?, pues los cuentos populares de hadas satisfacen todas ellas. Iremos haciendo un recorrido por todo lo que contienen y aportan los cuentos de hadas. Veremos cómo a lo largo de la historia de la humanidad, los cuentos populares nos han ayudadoa:Resultado de imagen para dibujo de cuentos infantiles

  • Conformar y desarrollar nuestras “entendederas”.
  • Afrontar  lo que sentimos y pensamos frente a los acontecimientos de la vida: el amor, el odio, el rencor, crecer, envejecer, la muerte. Frente a las ansiedades
  • Entender los principios de nuestra sociedad, las bases de la convivencia y el respeto mutuo. Ayudando a establecer nuestra conducta moral.
  • Amar los relatos e incorporarlos como parte importante de nuestra vida, iniciando así el gusto por la literatura.
  • Afrontar la vida y la muerte. Porque cuando somos capaces de tejer relatos que nos llevan a acciones cuyo objetivo es hacer del mundo un lugar mejor o más hermoso, es cuando somos capaces de situar lo importante más allá de nosotros mismos.
  • Creer en los finales felices,  y  así pensar que las acciones justas y buenas tienen una recompensa. Nos ayudan a escoger un camino de bondad y amor, cuya recompensa esta en nuestros propios corazones. En definitiva nos ayudan a querer ser héroes.
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Y también, por supuesto, hablaremos del acto de contar y escuchar cuentos. Ese acto que establece una relación muy especial entre dos personas. Una comunicación entre el narrador y el oyente donde el flujo de saber y emoción, que son los cuentos, cobra su sentido. Porque los cuentos no son sólo contenedores de toda esa sabiduría, sino que también son vehículos para transmitirla. Un cuento adquiere su razón de ser cuando es contado.
Los seres humanos hemos creados los cuentos para contar cosas que no somos capaces de decir de otro modo, cosas que a veces no se pueden explicar o que no se pueden entender, pero que sí se pueden sentir y sí se pueden vivir.
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Es maravilloso tener una herramienta para poder transmitir cosas especiales a personas especiales, y es maravilloso poder sentir lo que se siente al narrar o escuchar un cuento.

Cuento "La bruja desordenada"

Edades:

A partir de 4 años
Valores:






Había una vez una bruja llamada Lola que hacía unas pócimas y
unos hechizos increíbles. 

Tenía recetas para conseguir cualquier cosa, y sabía hechizos que
nadie más en el mundo conocía. Era tan famosa que todas las
 brujas del mundo querían robarle los libros que contenían todos
sus secretos.

Lo cierto es que la bruja Lola era una bruja perfecta. Bueno,
casi perfecta. Porque lo cierto es que tenía una gran defecto:
 era muy desordenada. Pero a ella le daba lo mismo, porque
 cuando necesitaba algo que no encontraba lanzaba un hechizo
 y aparecía.

Pero un día el hechizo de la bruja Lola para localizar cosas falló.
 Ella no entendía qué podía pasar, porque era el mismo hechizo
de siempre. Un ratoncito que vivía en su casa y que en tiempos
 había sido un niño, se subió a una mesa y le dijo:
- Bruja Lola, no es el hechizo lo que falla sino que no buscas el
 libro correcto.
- ¿El libro correcto? ¿Y cual es el libro correcto? Madre mía…
¡estoy perdiendo la memoria!

La bruja Lola intentó hacer un hechizo para recuperar la memoria,
 pero como no sabía en qué libro estaba y tampoco se acordaba,
no pudo hacerlo.

-Si me conviertes otra vez en niño y me dejas marchar te
ayudaré a buscar la pócima que necesitas para recuperar
 la memoria -dijo el ratoncito.
-Está bien, pero, ¿cómo sé que no me vas a engañar? -dijo la bruja Lola.
-Puedes hacer un hechizo para cerrar la puerta para que no me
escape. En ese libro de ahí tienes las instrucciones para hacerlo.
Si me conviertes en niño de nuevo te ayudaré a colocar
 todo esto y encontraremos todo lo que no encuentras.
 Pero después me tienes que dejar marchar.

La bruja Lola accedió, hizo el hechizo para cerrar la puerta y
 convirtió al ratón de nuevo en niño. Juntos ordenaron todo
aquel desastre. Pero como el niño no se fiaba mucho de la
bruja Lola cogió uno de sus libro de hechizos y pócimas y lo
 escondió por si acaso.
La bruja desordenada


Cuando acabaron de ordenarlo todo, el niño le
 pidió a la bruja Lola que le abriera la puerta,
pero ésta le traicionó y
 le volvió a convertir en ratón.

En poco tiempo, la bruja Lola volvió a tener su
laboratorio mágico tan desordenado que era
 imposible encontrar nada. Y cuando la bruja Lola
 se dio cuentade que no encontraba lo que
 necesitaba intentó lanzar el hechizo para encontrar cosas.
 Pero lo había olvidado.
Y también había olvidado la receta de pócima para acordarse
 de las cosas. Intentó buscar los libros, pero aquello era un
 auténtico desastre.

Entonces la bruja se acordó del ratón, y le prometió que
 esta vez lo dejaría marchar como un niño normal si le ayudaba
 a recoger aquello. Al ratoncito le pareció bien y ayudó a la bruja Lola.

Cuando terminaron de ordenar todo la bruja Lola se dio cuenta de
 que el libro que buscaba no estaba allí.

-¿Buscas esto? -le dijo el niño, sacando el libro de hechizos que
 había escondido la vez anterior.
-¡El libro! ¡Dámelo!

El libro contenía todos los hechizos y pócimas que necesitaba
 la bruja Lola: el hechizo de encontrar cosas, la pócima para
recordar lo olvidado y, por supuesto, el conjuro para convertir
 al niño en ratón. El niño lo sabía, y no estaba dispuesto a
devolver el libro.



La bruja desordenada

-No te acerques. Abre la puerta y déjame marchar.

La bruja abrió la puerta con la intención de engañar al niño
 y quitarle el libro pero el muchacho fue más listo. En el libro
 había un conjuro para desordenarlo todo que había estudiado
 muy bien. Así que, cuando la puerta se abrió, el niño lo recitó
mientras lanzaba el libro que tenía entre manos.

-Ahora tendrás que ordenarlo todo tú sola si quieres volver a
 encontrar algún libro, bruja mentirosa.

Así fue como el niño logró escaparse de la bruja Lola, que
tardó semanas en ordenarlo todo de nuevo. Eso sí, tanto trabajo
 le costó colocar cada cosa en su sitio, que no volvió a tener
su laboratorio mágico desordenado nunca más ni tampoco a
 convertir a ningún niño en ratón.


Análisis de sus valores
Este cuento nos explica que debemos ser honestos y
 sinceros cuando demos nuestra palabra de que vamos a
cumplir con algo. Está muy mal decir que haremos algo
si nos ayudan y que después no lo hagamos, como hace
la bruja Lola cuando promete al ratoncito que le dejará
marchar convertido en niño si le ayuda a recogerlo.

Con este tipo de mentiras lo único que conseguiremos...
 es quedarnos solos.