Art. 673
La necesidad de la evaluación en una sociedad en cambio permanente.
Nos hallamos en la sociedad de la información, de los avances científicos y técnicos acelerados, de profundos cambios en el ámbito profesional y social. La educación ha de adaptarse a esta sociedad cambiante. En la formación de las nuevas generaciones se considera de suma importancia el dominio científico y técnico especializado, pero también tener habilidades específicas y ser poseedor de determinadas actitudes y valores (Rubíes- Bordas-Muntaner, 1991). La formación no termina ya en la enseñanza reglada ni en la formación profesional sino que se exige una constante acción formativa (Majo, 1997). La cadena “ciencia – economía – formación” da más fuerza si cabe, a la importancia de la formación continua.No se considera ya la proyección personal y profesional sin una formación paralela. Pero al mismo tiempo que se aprende – sea desde una perspectiva directa o indirecta – es necesario
evaluar esta acción; es preciso que toda persona conozca y pueda utilizar modelos y técnicas para valorar su actividad formativa. Es preciso dar al futuro ciudadano herramientas para autoevaluarse y saber evaluar. Es necesario tener en los centros una secuencia de formación para aprender evaluación. Deben incluirse en los currículos estrategias de evaluación que al mismo tiempo los alumnos y alumnas aprendan y “vivan” su utilización, su adaptación si es necesaria y su proyección.
La evaluación continuada frente a la continua (Bordas, 2000), implica el concepto de “permanente” en el espacio y en el tiempo, en sentido horizontal y vertical. Por consiguiente no afecta solo en situación directa de aprendizaje (aprendizaje formal) sino a toda clase de situaciones, formas y contextos; no afecta solo en aprendizajes que se realizan en determinados momentos sino a lo largo de toda la vida. Y siempre haciendo hincapié en la actitud de feedback permanente. Este tipo de evaluación da respuesta en el proceso continuado de formación.
Con estas premisas se detecta que, la evaluación a la que nos estamos refiriendo, se caracteriza por:
a- Substituir el concepto de momento por el de continuidad.
b- Tomar en cuenta no solamente los procesos formalizados de enseñanza-aprendizaje, sino todas aquellas situaciones que favorecen la formación, ya estén planificadas o no.
c- Estar abierto a lo imprevisto, a objetivos no planeados y a mejoras surgidas en el proceso.
d- Ser adaptativa respecto a los instrumentos y estrategias utilizadas, de modo que proporcione informaciones útiles no sólo de lo aprendido, sino de aquello que ha resultado más relevante.
Se puede decir que mientras la evaluación continua realza los momentos en los que se toma información, a lo largo del proceso de enseñanza-aprendizaje, la evaluación continuada tiene en cuenta todo el proceso por cuanto la formación es permanente a lo largo de la vida. Es una consecuencia del cambio permanente de la sociedad.
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