Fin de cursos. Fin de una etapa
Art. 353
Ana María Castro Luca
Docente.
E Licenciatura en C. de la Educación
anamaria28@hotmail.com
Fin de cursos.
Los alumnos y los docentes finalizan las clases para disfrutar de sus vacaciones.
Miles de niños , jóvenes maestros y profesores , estrenan vacaciones con la ilusión y las ganas de disfrutar de un verdadero descanso intelectual.
Para la mayor parte de la población adulta de nuestro país pasó ya la temporada mas ajetreada del año. En algunos casos el trabajo fue más intenso, en otros no.
Sea cual fuere el caso, las responsabilidades asumidas generaron mayores horas de trabajo y dedicación ,esfuerzo, disciplina , hábitos, generando a veces angustias, a veces alegrías ,otras cansancio y también estrés.
Sentimientos contradictorios de los docentes y los alumnos.
Algunos colegios y escuelas de la ciudad culminan en el mes de diciembre ,el año lectivo y puede observarse, especialmente, en los rostros de los estudiantes de que cursan su último curso y grados superiores ,sentimientos de alegría y tristeza. Estos sentimientos ambivalentes son fáciles de explicar.
Es que si bien, por un lado hablamos de alegría , es porque se termina una etapa y empiezan nuevas experiencias y adaptaciones con un previo y merecido un descanso , por el otro lado, sentir tristeza y nostalgia es comprensible, porque durante el año se han construido fuertes relaciones de amistad, afecto, compañerismo que cuesta abandonar, porque las personas que hasta hace poco compartían cosas y momentos juntos en el diario vivir , toman distancia y toman rumbos diferentes.
El fin del período lectivo se vive de muchas maneras.
Es un hito importante en la vida escolar y en las personas que lo integran. Fiestas de fin de curso, paseos de fin de año, medallas, recuerdos, palabras emotivas que tiñen esos días de profundo sentimentalismo. Salidas y festejos se viven con intensidad.
La manera en que se concreta el fin de curso revela emociones, actitudes, formas de pensar la realidad que hasta este momento era rutina.
Es el momento en que todos nos ponemos sensibles a la hora de hacer un balance del año, de lo bueno que nos ha pasado y de lo malo que tuvimos que vivir , de todo aquello que hemos hecho y de las cosas que hacen que el año haya sido diferente, o igual, o mejor o peor que otro.
¿Con quien se van de vacaciones los niños?
Llega el verano y con él las vacaciones escolares. Muchos padres se preguntan ahora qué hacer con los hijos, cómo combinar el tiempo libre con actividades que le supongan algún tipo de enriquecimiento intelectual, personal.
Muchas familias deben planificar bien estas vacaciones. Sobre todo aquellas de padres separados o de familias ensambladas porque por lo general cada padre o madre quiere pasar.Algunos padres y madres deben compartir a sus hijos en estos períodos. Por lo que los niños se tensionan o se alegran a la hora de elegir con quien pasar sus vacaciones.
Promesas que van y vienen y pequeños caprichos de los niños ,son situaciones que la familia debe enfrentar a la hora de satisfacer las demandas para que todos estén contentos .Familias unidas con un destino en común y familias compartidas que sobrellevan la convivencia en estos días de grandes cambios en los hogares.
Los hijos de padres divorciados aprovechan esta oportunidad para pedir todo lo que no tienen el resto de los meses y los padres o madres se desviven para no desilusionarlos. Es bueno usar un término medio.
Muchas veces las vacaciones de los adultos no coinciden con la de los niños.
Para muchos padres las vacaciones escolares representan una etapa complicada. A las dificultades típicas se suman los problemas de esa larga convivencia y con la preocupación de cómo hacer pasar lo mejor posible a los que deben descansar. Padres-madres, abuelos, tíos e hijos pasarán a convivir mas horas en casa , no son ajenos a este inevitable cambio que les demanda tomar decisiones con respecto a horarios, ocupaciones, relaciones.
Hay desajuste entre los horarios y las vacaciones escolares y los horarios laborales de los padres y madres.
Todas las personas, de todas las edades tienen un espacio para reflexionar a terminar el año.
Cada uno se les viene a la mente como una serie de diapositivas mentales imágenes de sucesos o hechos más importantes. Otros quedan detrás. Los simples , las rutinas.
Para unos el año pasó volando ,para otros duró una eternidad.
Para aquellos que terminan este año la primaria las emociones van desde la alegría, hasta la congoja.
¿Los esfuerzos y el trabajo han sido provechosos?
Terminar el año escolar no siempre es como uno piensa.
Aprobar o reprobar es una decisión difícil en la que deben estar involucrados los padres y el colegio. El impacto de la repetición puede ser distinto para cada niño dependiendo de muchos aspectos principalmente el que tiene que ver con las diferencias individuales. Muchos niños se benefician con el hecho de volver a cursar un grado, y los cambios, aunque dolorosos pueden reportar resultados positivos. Sin embargo, para otros ,puede experimentarse como una fuerte sensación de fracaso.
Para los niños pequeños la mayoría de las veces esta decisión resulta beneficiosa, ya que la inmadurez es el motivo más frecuente por el cual no alcanzan los objetivos curriculares. El asunto, en este caso, es cuestión de tiempo y "quedarse repitiendo" es ganar en autoestima, confianza y seguridad en sí mismo. Cuando son adolescentes la situación es un poco mas difícil por que las relaciones sociales están mas estructuradas y no avanzar al año siguiente implica el alejamiento de su grupo de amigos que en ese momento es un referente de gran influencia. Sin embargo, muchas veces ellos mismos son conscientes que avanzar con ‘lagunas’ puede acarrearles más problemas en los años siguientes.
Lo más importante es evaluar de manera precisa la situación particular con el propósito de comprender los factores que influyen en el aprendizaje exitoso. Perder el año como se dice comúnmente o reprobar ,no tiene que ser una tragedia familiar y por eso dejar a los niños o niñas sin el disfrute de sus vacaciones..
Las vacaciones no se viven siempre de la misma manera…
Los padres tienen que tener en cuenta que los hijos crecen. Que de marzo a ahora han madurado notoriamente. Que lo que se planificó el año pasado quizás no resulte este año. Hay que ponerse las pilas y estar al tanto de los intereses según las edades.
De repente descubren que sus hijos han crecido, o que ya no les sirven las actividades del año anterior, que les plantean situaciones o problemáticas diferentes, que los ponen a prueba.
A veces las vacaciones se convierten en una carrera de obstáculos, cuando en realidad deberían constituir una oportunidad magnífica para profundizar en las relaciones y en el descubrimiento de cómo van evolucionando los miembros de la familia. Las vacaciones son el momento ideal para nuevas experiencias, para fortalecer afectos, quitar tensiones, potenciar encuentros…
Muchas veces es bueno recurrir a los abuelos o tíos para realizar encuentros y fortalecer vínculos que durante el año debido a las agendas de los chicos era imposible .
Hay que saber planificar unas buenas vacaciones. Para que sea posible, es necesario tener ideas claras para no cometamos, como no perder el rol y lugar de padres ;al dejar libremente la elección a los niños de donde pasar y con quien las vacaciones.
Cuidarlos si pero…evitar el exceso hasta el punto que las vacaciones no sean un disfrute; Además recordar que todos los hijos no tienen los mismos gustos. Hay que contemplar todas las edades.
¿Quién se acuerda de los docentes?
Las instituciones educativas entran en receso. En un corto letargo. Sin los niños o los adolescentes las aulas quedan silenciosas esperando que culminen las vacaciones para albergar a los alumnos nuevamente. Es que sin ellos, los maestros y profesoras no tendrían sentido concurrir.
Los docentes que han generado un fuerte vínculo que trasciende más allá de lo pedagógico también tienen estos mismos sentimientos que tienen los alumnos y los padres de éstos. Cuesta “ despegarse” del grupo formado donde se compartieron muchas cosas fuertes y vivencias enriquecedoras. Piensan en los proyectos, en los objetivos propuestos al comienzo del año, en sus expectativas para que los saberes hayan dado frutos.
Pero también es bueno pensar en sus vacaciones y saben recordar a menudo alguna anécdota del año o extrañan a los niños que han estado cientos de días en las aulas.
Y casi siempre comparten un sentimiento en común con sus alumnos… ¡las vacaciones son cortas!
Ana María Castro Luca
Docente.
E Licenciatura en C. de la Educación
anamaria28@hotmail.com